Adopción e identidades
Cultura y raza en la integración familiar y social

de Montserrat Rius, Núria Beà, Cesarina Ontiveros, Mª José Ruiz
y Eulàlia Torras (Octaedro, Barcelona, 2011, pp. 160)

 

 

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Los profesionales que trabajan en el campo de la adopción o la infancia se alegrarán de la publicación de este libro, ya que aporta información y plantea cuestiones fundamentales de cara a la comprensión de la adopción y de la personalidad del niño adoptado. Las autoras trabajan en la Fundación Eulàlia Torras de Beà (FETB), forman un equipo multidisciplinar y evidencian su conocimiento sobre el tema: Montserrat Rius es psicóloga y educadora social, Núria Beà es pediatra y psicoterapeuta, Cesarina Ontiveros y Mª José Ruiz son trabajadoras sociales y mediadoras familiares y Eulàlia Torras es psiquiatra infantil, psicoanalista de la SEP (IPA) y fundadora de la FETB.

La FETB empezó a colaborar con el Institut Català de l’Acolliment i de l’Adopció (ICAA) de la Generalitat de Catalunya en 1997 como “Institución Colaboradora de Integración Familiar” (lCIF). Es función de las ICIF la formación y valoración de las personas que solicitan adoptar un niño por la vía internacional y también realizar el seguimiento post-adoptivo de los menores. Esta actividad ha proporcionado a las autoras una experiencia que se evidencia a lo largo de las páginas del libro.

Las autoras plantean que la parentalidad adoptiva tiene un “plus” y que es necesario conocerlo y aceptarlo para poder establecer un vínculo parental-filial auténtico y estimular en los menores adoptados la formación de una identidad lo más sana e integrada posible. Este “plus” empieza desde el inicio de la adopción, ya que ésta comporta el encuentro entre dos historias dolorosas: la de los padres respecto a sus deseos frustrados de tener hijos biológicos, y la de los hijos que fueron abandonados. Continua con las dificultades para vincularse y para construir una identidad bien integrada, que pueden ser más o menos intensas y que dependen en parte de los vínculos previos que ha establecido el niño. Y prosigue a lo largo de toda la vida, con la necesidad de reelaboraciones sucesivas. Así, a las funciones parentales descritas por Meltzer y Harris de generar amor, promover esperanza, comprender el sufrimiento mental y enseñar a pensar, se le añade la función reparadora, específica de los padres adoptivos.

Todo ello es todavía más evidente en el caso de la adopción de un niño de raza distinta: es lo que se ha llamado la “adopción visible”, porque cuando padres e hijos están juntos, la diferencia racial da visibilidad al hecho de que son una familia adoptiva. La diferencia racial es para el hijo (niño, joven o adulto) un tema básico y necesita que los padres legitimen la expresión de sus sentimientos y acepten que el racismo existe.

Las autoras afirman: “creemos importante remarcar que convertirse en familia adoptiva es una ardua tarea para todos los implicados, pero no imposible”. Será de vital importancia de cara al establecimiento de un buen vínculo que los padres partan de expectativas realistas respecto a la adopción y al hijo, y que ayuden al niño a poner palabras y a verbalizar sus cavilaciones, preocupaciones y temores. Al contrario de lo que se acostumbra a pensar, si no se habla de los hechos dolorosos éstos no desaparecen ni se olvidan, sino que se enquistan y afectan a diferentes áreas de la personalidad o de la conducta; en cambio, poderlos verbalizar facilita que reduzcamos su intensidad emocional y que podamos manejar mejor el impacto que provocan en nosotros. Los padres adoptivos han de aceptar que existen heridas (como la del abandono y otras) que dejan una huella en la organización mental de las personas adoptadas, y sólo cuando los padres lo tienen en cuenta pueden ser capaces de comprender al hijo y ayudarle.

La lectura del libro facilita comprender un poco más el largo y complejo proceso de la adopción y de la construcción de la identidad. El menor adoptado tendrá que pasar de “saber” que ha sido adoptado a asimilarlo y aceptarlo, y este proceso de elaboración puede tener etapas de revisión en momentos cruciales a lo largo de toda su vida.

Cuando se habla de adopción a menudo se olvida a las madres biológicas, focalizando la atención en los padres adoptivos y en los menores adoptados. El libro que nos ocupa plantea de forma clara la importancia de la madre biológica y la necesidad de integrarla en la historia del hijo. Las autoras aportan elementos de reflexión que contribuyen a la comprensión de la experiencia de abandono. En el bebé la separación de su madre deja una herida primaria que tiene implicaciones a lo largo de toda la vida.

No querría terminar esta reseña sin señalar que el libro es valiente, ya que nos habla de los aspectos difíciles de la adopción, de lo que recientemente se ha llamado “la otra cara de la adopción”, la que hace unos años, en el momento del “boom” de las adopciones en Cataluña, algunos intentaron minimizar. Pero es a la vez un estímulo a la esperanza, ya que muchos niños adoptados disfrutan de una relación familiar feliz y pueden tener una infancia y adultez saludable, y ello se consigue en mayor medida cuando las dificultades reales de la adopción pueden ser reconocidas y tenidas en cuenta. Por este motivo, el libro será de gran ayuda para todas las familias adoptivas.

 

Palabras clave: adopción, cultura, familia adoptiva, identidad, padres adoptivos, raza

 

Anna Romagosa Huguet
Psicóloga clínica y psicoterapeuta.
Ex miembro de la ICIF de la Fundació Vidal i Barraquer (FVB).
Psicoanalista (SEP-IPA).