A veces, sentado, después de la larguísima jornada, en
el largo camino, me tiento y casi te reconozco.
El otro dolor
Vicente Aleixandre
(Poema seleccionado por David Clusa)
El Dr. Josep Clusa i Matinero (1934-2013), trabajador incansable, ha sido un profesional de la Salud Mental bueno, honesto, apasionado por su profesión, convencido de la dignidad de la persona por encima de su condición de enfermo mental.
Junto con algunos compañeros del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau inició en Barcelona, ya a finales de los años sesenta, un movimiento de dignificación de la atención a las personas afectadas por un proceso psicótico crónico. Lideró un amplio grupo de profesionales que trabajó en el proceso de desinstitucionalización forzosa del Institut Mental.
En aquella época, hombres y mujeres con procesos psicóticos crónicos vivían recluidos en la Institución psiquiátrica, eliminadas de la vida social, sin un armario donde guardar su ropa personal, sin carnet de identidad y sin ningún tipo de convivencia con personas externas a la institución.
Luchó denodadamente por abrir la institución psiquiátrica al barrio. Promovió la interacción con las personas y las instituciones cívicas, favoreciendo el acogimiento y aceptación por parte de vecinos y ciudadanos. Ganaron la batalla, no sin recibir víctimas en su bando. Hoy dicha experiencia se pone como ejemplo para explicar el proceso ?todavía inacabado en nuestro medio? de desmantelamiento de la organización manicomial de la asistencia psiquiátrica y el desarrollo de la psiquiatría de sector, comunitaria.
Su aproximación al enfermo mental fue en todo momento rehabilitadora y dignificadora de su ciudadanía. Su preocupación y su capacidad de análisis de los factores sociales que contribuyen a enfermar psicológicamente a las personas han sido siempre lúcidas y profundas. Esta gran capacidad para aproximarse a los aspectos más humanos de los pacientes y de las familias le llevó también a formarse como psicoanalista en la Sociedad Española de Psicoanálisis perteneciente a la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Desde ahí fomentó y participó en todo momento en el debate sobre la aproximación del saber psicoanalítico a la práctica asistencial psiquiátrica. Muestra de ello es su artículo Psicoanàlisi i assistència psiquiàtrica (Revista Catalana de Psicoanàlisi, 1990, volum II, nº 1 pp. 121-126).
Curioso por naturaleza, estaba siempre atento a las aportaciones científicas, políticas, técnicas, culturales que pudieran favorecer una mejor atención a los pacientes; que entendía una faceta más, la que él escogió, del desarrollo del ser humano.
Se preocupó de los aspectos (psico)terapéuticos de la relación entre cuidador y paciente. Por ello impulsó proyectos de formación, supervisión y soporte emocional para los distintos profesionales que intervienen en la asistencia clínica. En los últimos años contribuyó, también, a organizar cursos de formación sobre psicosis y familia en el Institut d’Estudis de la Salut (IES) de la Generalitat de Catalunya, junto con Jaume Aguilar, David Clusa, Oriol Esteve, Lluis Isern y bajo la supervisión del Dr. Pere Folch.
Fue presidente de la Fundació Congrés Catalá de Salut Mental durante 8 años y, hasta su fallecimiento, impulsó decididamente el conocimiento de diversos modelos de asistencia holística a la enfermedad mental.
He tenido el privilegio y la suerte de gozar de una gran amistad con él y su familia durante muchos años. Josep Clusa siempre ha sabido cuidar a las personas que ha tenido cerca: su familia, sus amigos, compañeros y pacientes. Su legado profesional y humano sigue vivo también a través de su familia.
Haber podido entrar en contacto con su concepción de una psiquiatría de rostro humano, trabajar con un pionero de la psiquiatría comunitaria y rehabilitadora ha sido un honor para mí y, por supuesto, para los muchos pacientes a los que tanto ha ayudado.
Jaume Aguilar
Psiquiatra.
Psicoanalista de la Sociedad Española de Psicoanálisis y de la IPA.