TEMAS DE PSICOANÁLISIS entrevista a Guillermo Bodner, psicoanalista didáctico de la SEP–IPA. Autor de numerosos artículos, recientemente ha publicado en la Revista Catalana de Psicoanàlisi El objeto congelado. Dimensión intrapsíquica e intersubjetiva del impasse[1]. Así pues, el objetivo de esta entrevista es que nos amplíe sus ideas sobre el impasse y sus conceptos teóricos y técnicos acerca de los tratamientos psicoanalíticos que se encallan.
TdP.- ¿Cómo definiría el concepto de impasse en el proceso psicoanalítico?
G. Bodner.- Para definir el concepto de impasse en el proceso psicoanalítico es necesario tener en cuenta que las coordenadas generales que marcan el encuadre estén funcionando correctamente: frecuencia de sesiones, asociaciones, interpretaciones… y que a pesar de ello el proceso permanezca estancado durante un período significativo sin que se observen signos de elaboración. El estancamiento puede manifestarse en la escasez de asociaciones, en la producción de material de poco contenido simbólico y en todo aquello que produce una disminución de la comunicación inconsciente.
TdP.- ¿Puede darse en todo proceso psicoanalítico, o existen determinadas organizaciones de la personalidad, o patologías, en las que es más frecuente que se produzca un impasse?
G. Bodner.- Creo que puede darse en todo proceso psicoanalítico, pero hay organizaciones de la personalidad en las que el predominio de la estructura narcisista hace más posible la instalación de un impasse. Me refiero a los momentos en que la estructura defensiva ocupa todo el espacio del análisis, obstaculizando el acceso y el contacto con aspectos más dinámicos de la personalidad del paciente.
TdP.- ¿Se expresaría de la misma forma en procesos terapéuticos con menor número de sesiones, como la psicoterapia psicoanalítica?
G. Bodner.- Pienso que se puede expresar en cualquier forma de abordaje. Lo que ocurre es que en la alta frecuencia de sesiones sus rasgos son más llamativos, su presencia es más visible para el analista y el analizado y también pueden darse más posibilidades de profundizar en sus causas. Esto no excluye, a mi entender, que en ciertos casos también sea posible su elaboración en tratamientos de menor frecuencia.
TdP.- ¿Cómo se podría diferenciar el impasse de las limitaciones del análisis para un determinado paciente, incluso de la analizabilidad?
G. Bodner.- Es difícil dar una respuesta general. Podría decir que un paciente que hasta determinado punto del tratamiento ha desarrollado una aceptable capacidad de trabajo analítico, pero que en ciertos niveles o determinadas áreas de la personalidad tiende a atascarse, es un caso analizable que ha llegado a un impasse. En casos de no analizabilidad las dificultades son más generales, tales como perversiones estructuradas, cuadros melancólicos severos con riesgos inminentes de autolisis y otros.
TdP.- En su artículo El objeto congelado. Dimensión intrapsíquica e intersubjetiva del impasse, aunque no descarta que en ocasiones el impasse pueda deberse a una reacción terapéutica negativa derivada de ataques al analista por la envidia primaria (teoría pulsional), se centra más en desarrollar una explicación basada en un modelo centrado en ansiedades primitivas ante un cambio catastrófico y en las defensas (organización defensiva) erigidas ante dichas ansiedades. En esta línea incorpora el concepto de baluarte, acuñado por W. y M. Baranger, baluarte que pueden compartir paciente y analista. ¿Por qué baluarte y no repliegue u otro término?
G. Bodner.- El término baluarte, es una palabra técnica centrada en la transferencia-contratransferencia creada en el campo analítico. Fue acuñado en un trabajo presentado en el Congreso de la IPA en Madrid, en 1983, y se refiere a las circunstancias en las que se pierde la asimetría del pacto analítico y predomina una relación más simétrica en la que el vínculo inconsciente entre analista y analizado se transforma en una complicidad involuntaria contra el proceso analítico (Baranger, W., Baranger, M. y Mom, J., 1982). El término repliegue ―concepto basado en la psicopatología― describe la estructuración de un área defensiva frente a las ansiedades de la posición esquizoparanoide y depresiva (Steiner, J., 1993); pero creo que hay una relación entre ambos en la que sería interesante profundizar.
TdP.- En el mismo artículo, introduce un interesante concepto: el de objeto congelado. Nos gustaría que nos hablara sobre ello.
G. Bodner.- Como intento definirlo en mi artículo, es un concepto que me fue sugerido por la persistencia en determinados pacientes, cuya evolución en otros aspectos de su personalidad es evidente, de objetos que permanecen idénticos después de largos años. La cercanía de estos objetos se caracteriza por un enfriamiento emocional y un deseo parcialmente consciente de que el objeto se mantenga inalterado, porque ha pasado a formar parte de la estructura defensiva, y su evolución podría llevar a la catástrofe.
TdP.- En cuanto a organización defensiva basada en una disociación que mantiene apartados del resto de la personalidad a este objeto y a la relación con él, ¿qué relación puede tener el objeto congelado con aspectos autistas de la personalidad del paciente?
G. Bodner.- Por lo menos en los casos en que se basa mi experiencia, los objetos que pasan a ser congelados fueron experiencias muy vivas, llenas de emociones, expectativas y decepciones, pero que quedan aislados y revividos tanto en sus aspectos gratificantes idealizados como en los frustrantes persecutorios, por lo que el paciente revive una y otra vez esas experiencias sin modificar y forman parte de su estructura. Que la consecuencia de este atrapamiento pueda vincularse a aspectos autistas, es un desarrollo a tener en cuenta.
TdP.- Desde el punto de vista técnico, ¿estaría de acuerdo en observar ―junto con el paciente― al objeto congelado desde fuera? Es decir, explorar las características de ese objeto poniéndose, en un principio, al lado de la disociación del paciente e ir observando como lo trata, como piensa que lo trata el analista, etc., para poder hacerlo más asequible, aunque sea parcialmente, a la conciencia del sujeto.
G. Bodner.- Exactamente, creo que este ha sido en mi experiencia una de las formas accesibles para entrar en el impasse e intentar superarlo. Creo que los indicios de esta superación pueden manifestarse en una recuperación de la actividad asociativa, un aumento del interés del paciente por el trabajo, por sus propias producciones así como por las interpretaciones del analista y en general por una recuperación de un tono vital que había estado ausente. El analista detecta estos signos rápidamente en su contratransferencia.
TdP.- ¿Se refiere a algo similar cuando habla en su artículo de descongelaciones pasajeras?
G. Bodner.- Sí. Creo que esto ocurre en el momento en que el objeto congelado forma parte de la estructura defensiva del paciente, el momento en que éste toma conciencia de su función de interferencia a la evolución y se interesa, transitoriamente, en el análisis de dicho objeto congelado y sus funciones. Es un momento en que pasa de ser egosintónico a egodistónico.
TdP.- En el mejor de los casos, si la contención de las ansiedades subyacentes y su interpretación tienen éxito, llevará a una progresión en el proceso analítico y a la posibilidad de cambio psíquico. Pero también puede ocurrir que no sea así. ¿Cabe la posibilidad de que el analista llegue a la conclusión de que la disociación pueda ser la mejor forma que el paciente ha encontrado para mantener su equilibrio psíquico?
G. Bodner.- En efecto, puede ser una de las conclusiones. En todo caso, creo que no es lo mismo para el proceso analítico del paciente, llegar a esta conclusión después de haber pasado por esta experiencia, que no haberla intentado.
TdP.- En su artículo usted comenta que ante una situación de impasse en el proceso terapéutico, el psicoanalista se plantea dudas respecto a la validez de sus teorías, de su técnica, de su capacidad como terapeuta, y se enfrenta a la necesidad de revisar todo ello. La revisión que hace en su artículo del pensamiento de diversos psicoanalistas acerca del impasse da buena muestra de esta necesidad. En su opinión, la rigidez del analista tiene que ver con su personalidad, más que con la teoría desde la que éste intenta comprender. Pero, en relación a esto último, ¿no cree también que la rigidez puede tener que ver con no poderse plantear otras teorías más adaptadas a la observación del paciente, más que con la teoría en sí?
G. Bodner.- Pienso que la rigidez del analista no tiene tanto que ver con la teoría que maneja sino con la relación que éste mantiene con dicha teoría. Si es una relación de sumisión o de acatamiento sin crítica, terminará actuando con rigidez. Las posibilidades que nos ofrece actualmente el acceso a diversas publicaciones facilita el contacto con diferentes teorías, lo que enriquece nuestra visión del psicoanálisis.
TdP.- ¿Cómo valoraría las aportaciones de H. Rosenfeld y de A. Ferro en relación al impasse o a todo aquello que obstaculiza el proceso psicoanalítico?
G.Bodner.- Los aportes de Rosenfeld forman parte de la teoría general del psicoanálisis y son útiles para distintos marcos referenciales teóricos, más allá de que su punto de partida es kleiniano. El lector de Impasse e interpretación, puede asombrarse de la variedad de citas bibliográficas que hace Rosenfeld más allá de sus etiquetas teóricas. En cuanto a Antonino Ferro, destaca sobre todo su talento clínico e imaginativo y sus aportes interesantes en cuanto a la valoración y manejo de situaciones como el impasse. Este autor adopta una posición en la que considera el impasse como un período de espera, para que la pareja analítica se encuentre en condiciones de confrontar los riesgos asociados con la reanudación del trabajo analítico. Considera que el impasse es producido por la acción combinada de las dos mentes y por lo tanto, todo intento de resolverlo focalizando la interpretación solo en el paciente está condenada al fracaso. Llega a plantear, en cambio, que el impasse puede ser el tiempo requerido para resolver un baluarte (Ferro, A., 1993).
Referencias bibliográficas
Baranger, W., M. Baranger y J.M. Mom (1982), “Proceso y no-proceso en el trabajo analítico”, en Revista de Psicoanálisis, vol. 39.
Ferro, A. (1993), “The Impasse within a Theory of the Analytic Field: Possible Vertices of Observation”, en International Journal of Psychoanalysis, núm. 74.
Rosenfeld, H. (1987), Impasse and Interpretation, Londres, Tavistok Publications.
Steiner, J. (1993), Psychic Retreats, Londres, Routledge.
[1] Bodner, G. (2015), “El objeto congelado. Dimensión intrapsíquica e intersubjetiva del impasse”, Revista Catalana de Psicoanàlisi, vol. XXXII, núm. 1.