Familia y Psicosis ¿Cómo ayudar en el tratamiento?
Jorge L. Tizón
Ed. Herder
Barcelona, 2014
En este nuevo libro Jorge L. Tizón reflexiona y da pautas y estrategias sobre cómo afrontar, desde la familia, el sufrimiento emocional de la persona que tiene un trastorno psicótico. Aborda las dificultades y conflictos desde una perspectiva integradora que el autor ya explicó en su anterior libro “Entender la psicosis” (Herder, 2013). Ahora invita a profesionales y terapeutas a considerar a la familia como una parte imprescindible del marco terapéutico en este tipo de trastornos y a considerar a la familia como un fenómeno grupal, siguiendo la propuesta de Meltzer y Harris (1989) en su libro, ya clásico, “El papel educativo de la familia”. Tizón invita a pensar no sólo en la representación mental de la familia que tiene el paciente, sino también en la organización familiar real en la que vive el paciente.
El autor hace una amplia compilación de técnicas de comunicación con el paciente utilizadas en programas de atención a la psicosis, de cuestionarios que facilitan la comprensión de lo que está pasando y de técnicas de afrontamiento del conflicto recopiladas por él mismo en su experiencia clínica. Ejemplo de estas últimas son: las experiencias alternativas, el pacto a tres bandas y el mudarse a los sentimientos. Y resulta interesante destacar esta: “instilar gramos de duda”. Instilar, etimológicamente, significa infundir insensiblemente en el ánimo una doctrina o un afecto. Ésta, como las anteriores, tiene como objetivo desbloquear los círculos cerrados donde habitualmente se instala el paciente y, a veces, la familia.
El libro trata del grave problema que a menudo encontramos en la práctica clínica: ¿cómo reconocer y hablar de una cosa que le pasa al hijo o la hija, que los padres ven pero que no pueden nombrar? La respuesta se orienta hacia el reconocimiento de los primeros síntomas de las psicosis. Se hace especial énfasis en detectar y tratar el trastorno antes de que eclosione, con el fin de identificarlo y ayudar al paciente a identificarse y a los que le rodean a explicar lo inexplicable. Cómo dice Víctor Hernández (2008) la psicosis es, en términos generales, una manifestación de lo irracional y añade que en cada persona hay aspectos racionales e irracionales que conviven y coexisten, siguiendo lo que ya formuló Bion (1970) sobre la existencia de partes psicóticas y no psicóticas de la personalidad. Tizón propone y procura técnicas que puedan crear un espacio de pensamiento, una representación mental que permita reflejar esta dinámica en el propio paciente y entre el paciente y la familia.
El libro refleja en múltiples ocasiones las dificultades de ese reconocimiento del trastorno que deben abordar los familiares. En general, en las familias de personas con psicosis se encuentran a menudo sentimientos y comportamientos sobre la creencia de que nadie los podrá ayudar, dificultades de relación con los iguales, carencia de motivación, conductas extrañas, ideas mágicas sobre el futuro y una gran ansiedad no externalizada. Como dice el autor, la familia siempre siente culpa, pero eso no significa que tenga responsabilidades.
Actualmente la sintomatología psicótica se presenta en formas adaptadas al contexto actual: niños que se encuentran extraños, a veces con amigos invisibles, y que progresivamente se va refugiando en su fantasía; adolescentes que sufren en silencio con problemas graves de identidad y un fuerte sentimiento de rechazo por sus iguales, algunos delirando en silencio hasta que sufren una crisis y necesitan ingresar, y jóvenes de altas capacidades que conviven con su delirio.
Estas personas a menudo tienen en común que no pueden reconocer su trastorno y utilizan las actitudes descritas por Bion (1977) como la tríada comportamental que anticipa el desastre psicológico: la curiosidad, la arrogancia y la estupidez. Personas con mucha curiosidad que investigan en solitario por internet, orgullosos de sus conocimientos y comportamientos y provocadores con aquellos que los ponen en entredicho. El autor plantea la necesidad de reconocer el parapeto o búnker defensivo de la persona (rutinas, aislamiento), la impenetrabilidad y la desesperanza que hacen sentir a la familia y al terapeuta. En definitiva cómo acercar al paciente a mirar su mundo interno. Es el punto de partida necesario para sugerir que el sufrimiento emocional que hay detrás, si no se para, evolucionará hacia una situación crítica. Aunque las defensas suelen ser tan intensas que, a veces, es difícil detener esta evolución. Para ello Tizón propone crear ese espacio de pensamiento citado con la finalidad de entender lo que está pasando, entender las comunicaciones anómalas producidas en el seno de la familia; en palabras suyas: «ayudar a dar la palabra a los afectados y a sus familias, ayudarles a participar activamente en la organización de los cuidados».
De las diversas partes del libro destacaría como en la introducción refleja con claridad la situación de las familias en cuanto a los sentimientos y actitudes que están viviendo (Tabla O.1.). El interesante repaso que realiza en el Capítulo 1 a las diferentes formas de cuidar la psicosis a lo largo de los tiempos. Recordemos como el autor señala que la creación de los grandes hospitales psiquiátricos y asilos se hace con el objetivo de que estas personas no mueran por la calle en las grandes ciudades. Después se pasa a la liberación que supuso la aparición de los neurolépticos: las personas pudieron salir de los establecimientos asilares. Y se llega a los tratamientos tipo TAN (Tratamientos Adaptados a las Necesidades del paciente y la familia), a la detección precoz y a la prevención. Es un camino desde lo institucional a lo comunitario.
En el Capítulo 2 profundiza en el papel de la familia ante las situaciones agudas. Las tablas sobre señales de alerta de recaídas más frecuentes y sobre síntomas de inicio del trastorno son un claro ejemplo de cómo dar herramientas para generar una representación mental de lo que allí está sucediendo. También se habla del manejo de las crisis y del tiempo de hospitalización que, dados los recursos existentes, acostumbran a ser una experiencia traumática.
En el Capítulo 3 trata las situaciones graves, extremadamente confusionales, desbordantes, a las cuales se llega cuando no se han podido detectar las fases previas y las señales de alarma explicadas en el capítulo anterior. Por lo tanto, fases donde no ha habido tratamiento. También a través de las tablas resume cuales deberían ser las actitudes de la familia ante una situación extrema.
En el Capítulo 4 realiza un repaso sobre como la familia puede participar en el tratamiento, considerando que el estigma, la culpa y la vergüenza pueden jugar un papel negativo en ésta y en el paciente. Pero la familia, en nuestra sociedad, continúa siendo un elemento básico en el proceso de recuperación de la persona afecta de psicosis, por eso también se debe contemplar la propia ayuda a la familia en los tratamientos tipos TIANC (Tratamiento Integral Adaptado a las Necesidades en la Comunidad).
En el Capítulo 5 reflexiona sobre el futuro y el pronóstico, dedicando un apartado especial a los peligros que se tienen que afrontar. Entre ellos el suicidio y el desgaste del cuidador familiar para evitar quemarse. Este pronóstico lo ilustra, en el Capítulo 6, con casos de las personas de las cuales había hablado en el libro anterior “Entender la Psicosis”, sobre su evolución y situación actual. Para finalizar, en el mismo capítulo hace un excelente resumen de las tablas más significativas utilizadas en el libro.
Tampoco falta, como es habitual en el autor, las recomendaciones de webs, películas y libros que aportan una información de personas y familias y de instituciones que afrontan y trabajan este trastorno.
En definitiva, estamos ante un objeto transicional, según el concepto de Winnicot. Las ideas que aporta el libro ayudan a construir un espacio imaginario entre el paciente y la familia, una representación mental de lo que está pasando que ayuda a mantener los vínculos familiares como el peluche ayuda al niño a mantener los vínculos con la madre.
Jordi Artigue
Psicólogo. Psicoanalista (IPB)
e-mail: jordiartigue@gmail.com