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La trayectoria de Philippe Halsman en el mundo de la fotografía constituye uno de los recorridos más significativos de dicha disciplina artística, tanto por las innovaciones técnicas como por las aportaciones de creatividad desplegadas en relación con esta especialidad. Una breve reseña de su trayectoria profesional comprendería la publicación de sus fotografías en su periodo parisino, iniciado en 1931 en revistas como VoilaVogue, retratando a personajes como André Malraux, Paul Valéry, Marc Chagall, Jean Giraudoux o Le Corbusier. En el periodo americano, tras su salida de Europa ante la inminente invasión nazi de Francia en 1940, llevó a cabo publicaciones en las más destacadas revistas especializadas, siendo reseñable la publicación de 101 portadas en la revista Life, así como la realización de retratos de las más importantes personalidades de diferentes campos como Albert Einstein, Alfred Hitchcock, John F. Kennedy, Richard Nixon, Laurence Olivier, Marlon Brando, Audrey Hepburn, Louis Armstrong, Muhammad Ali, Andy Warhol, Woody Allen, etc.

Durante la década de 1950 Halsman aplicó la técnica de retrato psicológico que denominó Jumpology[1] realizando más de ciento setenta retratos de personalidades de diferentes ámbitos de la sociedad estadounidense. Al regresar a Europa realizó retratos de Churchill, Sartre, Picasso, Matisse, Chagall, Ana Magnani, etc. Son destacables, asimismo, las aportaciones al retrato psicológico, tanto en los trabajos fotográficos desarrollados con el actor Fernandel como en su larga colaboración con Salvador Dalí.

Fue, por otro lado, el primer presidente de la American Society of Magazine Photographers, siendo elegido en una encuesta realizada por Popular Photographie en 1958, como una de los diez fotógrafos más importantes del mundo de la fotografía.

Desde 1971 a 1978 impartiría el seminario sobre retrato psicológico[2] de la New School for Social Research de Nueva York. En 1975 recibió el Life Achievement in Photography Award como reconocimiento al conjunto de su carrera.

Halsman nació el 2 de mayo de 1906 en Riga, Letonia, con el nombre de Filips Halsmann, y falleció en 1979 en Estados Unidos. Realizó estudios de ingeniería en Alemania, en la ciudad de Dresde. El 10 de septiembre de 1928, contando veintidós años de edad, un desafortunado suceso marcó su vida. La familia Halsmann se hallaba de vacaciones en los Alpes austriacos, en la zona del Tirol. En una excursión por las montañas con su padre, Morduch Halsmann, el hijo se adelantó un tramo; al volver y no ver al padre, retrocedió el camino ascendido, encontrándolo caído en un barranco, junto a un riachuelo. Tras pedir ayuda en una hostería, hallaron al padre muerto y con la cabeza ensangrentada en lo que parecía un despeñamiento. De la investigación realizada por la policía del lugar se llegó a la conclusión de la falta de relación del hijo con la muerte del padre. Por otro lado, habían acontecido en aquel tiempo dos homicidios más en la zona, los cuales habían quedado sin resolver. No obstante, el clima antisemita imperante en aquella época en Centroeuropa con manifestaciones antijudías y publicaciones antisemitas en la prensa, y concretamente en el Tirol, pareció influir de manera determinante en el enjuiciamiento de los hechos y en la declaración de culpabilidad de Halsmann, que fue condenado a pena privativa de libertad de diez años por el asesinato de su padre. Tras el segundo juicio celebrado por mandato del Tribunal Supremo austriaco como consecuencia de procedimientos ilegales o falsedad del testigo visual existente se condenó a Halsmann, entre otras penas, a la de cuatro años de privación de libertad. Finalmente pasó dos años en prisión, siendo determinante para su liberación la intervención, entre otros, de intelectuales como Albert Einstein, Thomas Mann, Jakob Wassermann o Sigmund Freud, en el contexto de la campaña tendente a la revisión del proceso organizada por su hermana menor Liuba.

En el contexto judicial descrito, el fiscal del caso había solicitado el peritaje de la facultad de medicina de Innsbruck, emitiéndose un informe en el que se atribuía al acusado un supuesto complejo de Edipo activo como explicación del crimen, fundamentado supuestamente en las teorías de Freud. Por su parte, el abogado defensor de Halsmann, Josef Hupka, interesó la intervención y parecer de Sigmund Freud, el cual redactó el texto La peritación forense en el proceso Halsmann o El dictamen de la facultad en el proceso Halsmann en las respectivas traducciones de Biblioteca Nueva y de Amorrortu, publicado el 14 de diciembre de 1930 en el diario Neue Freie Presse y posteriormente incluido en las publicaciones psicoanalíticas, como se detalla en el estudio realizado por Moisés Kijak (2004) sobre Freud y el caso Halsmann.

Freud, en contra de una utilización generalista del complejo de Edipo utilizado apriorísticamente como elemento decisorio para fundamentar un veredicto de culpabilidad, expresará en el texto la no pertinencia de la invocación del complejo en el caso concreto de Halsmann:

“Si se hubiese demostrado objetivamente que Philipp Halsmann mató a su padre, tendríase, en efecto, el derecho de invocar el complejo de Edipo para motivar una acción incomprensible de otro modo. Dado que tal prueba, empero, no ha sido producida, la mención del complejo de Edipo solo puede inducir a confusión, y en el mejor de los casos es ociosa. Cuanto la instrucción ha revelado en la familia Halsmann con respecto a conflictos y desavenencias entre padre e hijo no basta en modo alguno para fundamentar la presunción de una mala relación paterna en el hijo. Sin embargo, aunque así fuera, cabría aducir que falta un largo trecho para llegar a la motivación de semejante acto. Precisamente por su existencia universal, el complejo de Edipo no se presta para derivar conclusiones sobre la culpabilidad” (Freud, 1930).

Tras su liberación sin ser rehabilitado, el joven Halsmann abandonó Austria antes de haber transcurrido veinticuatro horas, al ser ésta una de las condiciones impuestas por el estado austriaco, y arribó a París. En su nueva etapa en Francia cambió su nombre de Filips Halsmann por el de Philippe Halsman, desplegando los esfuerzos necesarios para olvidar y dejar atrás los dramáticos sucesos vividos, desarrollando su carrera profesional como fotógrafo y formando una familia tras casarse con Ivonne Moser, con quien tuvo dos hijos.

No obstante el olvido intencionado que, parece deducirse, desplegó Halsman sobre este episodio de su vida, su cambio de nombre, así como el hecho de que su historia no fuese conocida en su nuevo entorno[3], ¿es posible detectar algún tipo de influencia de la trágica experiencia sufrida por Halsman en alguna esfera de su trayectoria, algún campo en el que se recibieran las reminiscencias relegadas de los desventurados acontecimientos acaecidos en su juventud?

En la década de los cincuenta Halsman presentó su procedimiento fotográfico conocido como Jumpologie o Jumpstyle como una nueva herramienta científica para la psicología, conectándolo con el hecho de que, en el acto de saltar, se producía la desinhibición del retratado al deber concentrarse únicamente en el salto, posibilitando de esta forma que cayera la máscara del mismo y logrando el acceso a la verdadera personalidad del personaje. La función del fotógrafo consistiría en aprehender el fugaz momento en que tenía lugar la caída de la máscara y captar su yo real. A través de diferentes elementos expresados por medio de dicha técnica, como las diferentes posturas de los participantes, su posición de piernas y brazos o, la expresión de su rostro, se mostraban los auténticos rasgos del carácter de los mismos.

Recurriendo a las explicaciones del propio Halsman en la descripción de la técnica fotográfica desarrollada por el mismo como Jumpology o Jumpstyle, se puede realizar una aproximación a lo que constituiría el caudal asociativo relacionado con el proceso de creación de dicho método, e intentar una tentativa de explicación del contenido latente que subyacería en la creación del mencionado procedimiento fotográfico. Todo esto, con la prudencia que debe caracterizar un acercamiento que no puede ser considerado sino una interpretación conjetural de las explicaciones y dinámicas técnicas realizadas por el autor.

Halsman explicaba de una manera determinada el origen o motivación personal en relación con la propuesta técnica de saltar para ser fotografiado, en la que adquiría particular protagonismo el hecho de la falta de control sobre nuestros propios saltos, según sus palabras: “Al inicio de los años cincuenta pregunté a cada persona famosa o importante a la que fotografié si quería saltar para mí. Yo estaba motivado por una genuina curiosidad. Después de todo, la vida nos ha enseñado a controlar y disimular nuestras expresiones faciales, pero no nos ha enseñado a controlar nuestros saltos. Quería ver a gente famosa revelar en un salto su ambición o su falta de ella, su autoestima o su inseguridad, y muchos otros rasgos.”

En esta línea de pensamiento y actividad profesionales ocupaban, de igual manera, un significativo protagonismo las reflexiones que Halsman realizaba sobre la teoría de la gravedad, preguntándose por el proceso de creación por parte de Isaac Newton de su hipótesis científica así como sobre cuántas caídas de manzana habrían sido necesarias para que el científico diera lugar a su teoría, descartando que el alumbramiento de dicho principio sucediera en un solo acto.

Haslman expresará, por otro lado, en relación con la técnica referida: “En un salto, el sujeto, en un repentino estallido de energía, supera la gravedad.”

Junto a lo anterior, resulta significativo el hecho de que todas las personas retratadas con la técnica de Jumpstyle resultaran ser los personajes más prominentes en sus diferentes actividades profesionales, encontrándose entre los mismos desde actores y actrices hasta empresarios, pasando por jueces, políticos, científicos, escritores, nobles, artistas o celebridades sociales[4]. Dicha primacía recuerda, en sus respectivas esferas, la preeminencia de la figura paterna a nivel familiar.

En la propuesta técnica antes mencionada, la de superar la gravedad a través del salto, surge la pregunta sobre el anhelo inconsciente que dicha formulación deja vislumbrar en Halsman, la de contrarrestar el efecto que la misma gravedad había ocasionado veinte años antes, la caída y fallecimiento del padre en los Alpes austriacos.

Dicho deseo de paliar la experiencia traumática vivida puede detectarse, igualmente, en el proceso de dar instrucciones a las personas fotografiadas mediante la técnica del salto, a las cuales Halsman explicaba que el único límite era la altura del techo. Tendría lugar de esta forma, por un lado, el desvanecimiento de la existencia del otro límite, el más obvio y real, existente en todo salto o caída. Esto es, el impacto con el suelo, que en el caso del padre dio lugar al fallecimiento. Por otro lado, el acto de hacer saltar numerosas veces a los personajes fotografiados hasta conseguir la instantánea buscada tendría una función de enmendar, con una cualidad de repetición, la circunstancia de la caída fatal por parte de la figura paterna, lo cual se conseguiría de dos maneras con la técnica creada por Halsman: mediante la consecución de la toma del instante en que la persona realiza el salto deteniendo en dicha imagen la consecuencia de la precipitación subsiguiente, y a través de la constatación en cada sesión fotográfica de que con la caída no se producía el desenlace fatídico.

En relación con dicha técnica fotográfica y su puesta en acto por Halsman, adquiere un protagonismo peculiar el mecanismo de repetición, plasmado en las numerosas ocasiones en que la persona tenía que saltar hasta lograr la instantánea apropiada, aquella en la que el verdadero rostro y personalidad se mostraban (para la consecución de la instantánea adecuada del retrato de Marilyn Monroe con la técnica de Jumpstyle se realizaron doscientos saltos por parte de la actriz durante tres horas). Teniendo en cuenta que en la clínica es el síntoma lo que se repite —cuestión que llevó a Freud a sus reflexiones sobre la compulsión a la repetición en textos como Más allá del principio del placer (Freud, 1920)— y la relación de la repetición con la búsqueda continua del objeto perdido, ¿qué significación puede proponerse respecto a esta mecánica de repetición encontrada en la técnica desarrollada por Halsman?

Respecto a dicha repetición, surgen algunas reflexiones sobre posibles mecanismos psicológicos subyacentes a la superficie psíquica (Freud, 1914), manifestada en la concepción de la técnica detallada en las descripciones de Halsman y en su dinámica procedimental.

Así, la meritada repetición, evoca la concepción freudiana expuesta en Recuerdo, repetición y elaboración al plantear que cuando “… el paciente no tiene ningún recuerdo de lo que ha olvidado o reprimido, no hace más que traducirlo en actos” (Freud, 1914). Y en cuanto a los vínculos existentes entre los conceptos de transferencia, repetición y resistencia analizados en el citado artículo, el creador del psicoanálisis hará alusión a la repetición como “transferencia del pasado olvidado”, tanto en la persona del analista como en “todos los demás campos de la situación presente” (Freud, 1914).

En el caso concreto del suceso traumático vivido por Halsman y la repetición que se halla en los reiterados saltos que constituyen la técnica denominada como Jumpology, resultan también reconocibles los desarrollos realizados por Freud (1926) en Inhibición, síntoma y angustia. En primer lugar, cuando establece que «lo que no ha sucedido como el sujeto deseaba que sucediera es anulado por su repetición bajo otra forma, y a ello se añaden, desde entonces, toda una serie de motivos para continuar indefinidamente estas repeticiones». En segundo lugar, al consignar la importancia de la ligazón del trauma con el estado de impotencia o de desamparo del organismo receptor, otorgando importancia al factor individual o subjetivo. En efecto, la valencia traumática del episodio concreto del fallecimiento de Morduch Halsmann como consecuencia del despeñamiento, debe ser puesta en relación con los estados de impotencia y desamparo vividos por el joven Philippe derivados de la situación de injusticia relacionada con el hecho de haber sido víctima del clima antisemita existente en la época, mediante un procedimiento judicial arbitrario, incluyendo irregularidades y falsedades en la fase probatoria. Ello sin dejar de desconocer, por otro lado, la remisión de dicho desamparo a otros estados de desvalimiento más primigenio y sin entrar en los respectivos protagonismos del acontecimiento traumatizante o de la actividad fantasmática individual, al rebasar dicho debate las posibilidades de este artículo.

Respecto a la evolución de las manifestaciones de repetición en Halsman hacia un destino con una exteriorización creativa, son útiles las reflexiones de Gerard Bonnet (2002) sobre cómo la repetición desempeñaría un papel específico en todas las actividades basadas en la sublimación y, en consecuencia, en aquellas relacionadas con la creación artística, aludiendo a los planteamientos de Freud sobre una forma de repetición que no solo se convierte en renovación, sino en metamorfosis o creación, permitiendo actuar en ella de una manera muy particular, como se refleja en el caso de Leonardo expuesto en Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (Freud, 1910).

La mecánica de repetición que puede observarse en las distintas tomas que Halsman realiza de una misma persona hasta conseguir el salto y expresión considerados como genuinos, así como en la repetición que se percibe en los diferentes saltos realizados por las numerosas personalidades que participaron en la Jumpology, llevan a pensar, por otro lado, en los planteamientos realizados por Michel de M’Uzan (1977) sobre la repetición de lo mismo y la repetición de lo idéntico. La observación de estos retratos con variaciones en las posturas de los participantes, divergencias en las posiciones de brazos y piernas, diferencias en las expresiones de los modelos o la introducción de diferentes elementos accesorios pero también definitorios de la personalidad del retratado[5], lleva a considerar la dinámica de repetición de Halsman como más compatible con una repetición de lo mismo, la cual conllevaría siempre la presencia del cambio por pequeño que sea, que con una repetición de lo idéntico, excluyente de los detalles diferenciales. Esta reiteración más subsumible en lo mismo que en lo idéntico que refleja la técnica del Jumpstyle permite pensar en una mayor posibilidad de elaboración de la experiencia vivida por su autor por medio del intento de dramatización plasmado a través de las repeticiones continuas.

Otras manifestaciones que podrían pensarse como tributarias de la experiencia traumática y de su intento de elaboración en la obra de Halsman son la plasmación en su producción de un principio en el que quedaría integrada de manera creativa la pérdida del padre como la regla de la característica faltante, según la cual, cuando en una imagen fotográfica “falta algo”, se puede lograr una fotografía inquietante, que abra el interrogante sobre ¿qué falta aquí?, y de esta manera llamar la atención del observador. Otras instantáneas creadas en diferentes momentos de su carrera suscitan también la pregunta sobre su relación con los hechos traumáticos derivados de la pérdida del padre en la caída en los Alpes, como la fotografía Vistas de París (1931-1935) en la que un hombre aparece yaciendo en el suelo inerme, o la imagen del Yogi Maharishi Mahesh (1968) retratado en una postura de levitación que contradice la fuerza de la gravedad sobre la que Halsman se había preguntado de manera reiterada en la creación de la técnica del salto. Surge también el interrogante sobre la elección casi única del formato vertical en su técnica fotográfica a lo largo de su carrera, con escasas instantáneas horizontales (una de ellas la reseñada Vistas de París), y su posible relación con la verticalidad asociada a una caída.

Halsman refirió en la explicación de su procedimiento que sus saltos tenían un valor terapéutico. Por el humor y la ingravidez que contienen los retratos resultantes de la aplicación de la técnica descrita, puede llegar a pensarse que dicho beneficio terapéutico no lo fue únicamente en relación a los personajes retratados, los cuales podían sentirse tensos en relación con la sesión fotográfica que previamente tenían que realizar, aligerando dicha rigidez con el método que Halsman les proponía. De igual forma puede deducirse también la probable incidencia terapéutica y de elaboración en el propio autor respecto del episodio traumático de pérdida de la figura paterna sufrido en su juventud en las circunstancias descritas por medio de la subjetivación y asimilación de dicho acontecimiento mediante la creación y desarrollo de la técnica descrita.

 

Referencias bibliográficas

Bonnet, G. (2002), “Repetición”, en Diccionario internacional de Psicoanálisis (II), ed. de A. de Mijolla, trad. de Paloma Pérez, Rocío Oliveira y Luis Cebriá, Madrid, Akal, 2007, pp. 1127-1129.

Freud, S. (1910), Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci, en Obras Completas, V, Madrid,  Biblioteca Nueva, 1997, pp.  1577-1619.

Freud, S. (1914), Repetición, recuerdo y elaboración, en Obras Completas, V, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, pp. 1683-1688.

Freud, S. (1920), Más allá del principio del placer, en Obras Completas, XVIII, Madrid, Amorrortu, 1984, pp. 1-62.

Freud, S. (1926), Inhibición, síntoma y angustia, en Obras Completas, VIII, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, pp. 2833-2883.

Freud, S. (1930), La peritación forense en el proceso Halsmann, en Obras Completas, VIII, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, pp. 3072-3073.

Kijak, M. (2004) “Freud y el caso Halsman”, Revista de Derecho Penal, núm. 8.

M’Uzan, M. (1977) Del arte a la muerte, trad. de Manola Díaz, Barcelona, Icaria, 1978.

Halsman, Ph. (1959) Philippe Halsman´s Jump Book, Bolonia, Damiani, 2015.

 

Resumen

El presente artículo trata de un trabajo conjetural sobre la posible influencia en la técnica fotográfica de Philippe Halsman, conocida como Jumpology, del episodio traumático de la muerte de su padre y posterior acusación y prisión del mismo, así como, el efecto de elaboración de lo traumático a través de dicha técnica y su relación con el mecanismo de repetición.

Palabras clave: Jumpology, trauma, repetición, elaboración.

 

Abstract

The present article treats of a conjectural work on the possible influence in the Philippe Halsman’s photographic technique known as Jumpology of the traumatic episode of his father’s death and later accusation and prison of the same one, as well as the effect of elaboration of the traumatic to through this technique and its relation to the mechanism of repetition.

Key words: Jumpology, trauma, repetition, elaboration.

 

Rafael Delgado Campos
Psicólogo, colegiado del Colegio de Psicólogos de Madrid  y  Abogado, colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid
Email: rafadelgados@yahoo.es


[1] Para la observación de las fotografías de Philippe Halsman sobre la Jumpology, así como sobre el resto de retratos realizados puede acudirse a la página web oficial philippehalsman.com

[2] Respecto de la aportación de Halsman al retrato psicológico son ilustrativas sus declaraciones realizadas en 1972: «Cada cara que veo parece esconder –y a veces fugazmente revelar- el misterio de otro ser humano. La captura de esta revelación se convirtió en la meta y la pasión de mi vida».

[3] El estudio del caso Halsmann realizado por Moisés Kijak (2004), citado en las referencias bibliográficas, es ilustrativo de las circunstancias de olvido en relación al proceso Halsmann así como sobre el trabajo de Freud sobre el mismo.

[4] Entre los retratados a través de la técnica de Jumpstyle se encuentran, a modo de ejemplo, políticos como Richard Nixon, jueces como Learned Hand, empresarios como miembros de la familia Ford, científicos como Oppenheimer,  actores y actrices como Maurice Chevalier, Fred Astaire, Gene Kelly, Audrey Hepburn, Grace Kelly, Marilyn Monroe, nobles como los Duques de Windsor, etc.

[5] William Holden aparece en su retrato saltando sobre un bastón de caña; Maurice Evans utilizará una cuerda de saltar; Dalí utilizará como complementos en su salto un pincel, una paleta, tres gatos y el contenido arrojado de un cubo de agua.