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Au Lit: Le Baiser, 1892

Óleo sobre carton, 39 x 58 cm

Colección particular

 

Toulouse Lautrec, debido, muy probablemente, a sus limitaciones físicas ─sufría una enfermedad hereditaria de debilidad ósea, a causa de la consanguineidad de los padres─ pudo beneficiarse de la confianza de las prostitutas y pudo penetrar con facilidad en su mundo privado. Al mirar entre bastidores recogió y captó algunos momentos fugaces con su memoria fotográfica y su rápido pincel. Personas que le conocieron como Thadée Natanson, le describen como una persona con ojos grandes y hermosos, busto considerable, piernas cortas y torcidas, manos enormes en unos brazos desmesurados que sujetaban siempre un pequeño bastón. El artista concluye: “Una cosa está clara: si hubiera tenido las piernas más largas, jamás habría llegado a ser pintor”.

A Toulouse-Lautrec le gustaba el ambiente del burdel, las uniones transitorias, las disputas, las rivalidades, los recelos, las reconciliaciones, ese entorno tan particular e intenso. Observaba, dibujaba y pintaba sin interferir en los momentos de intimidad, en este mundo femenino donde prevalecía el apoyo mutuo y la ternura, en un espacio donde los hombres estaban excluidos. Supo captar y expresar la vibración del momento, la espontaneidad y el movimiento. Su único interés, su única obsesión fue retratar la experiencia humana, el alma humana en toda su complejidad, en toda su versatilidad, sin idealizaciones, en su profunda verdad.

Toulouse-Lautrec, persona de gran sensibilidad, se sentía a gusto en este mundo del cabaret, de los locales nocturnos de diversión, se sentía acogido y aceptado, en un universo bien alejado de sus nobles orígenes. Frecuentó asiduamente los establecimientos de la Rue d’Amboise o de la Rue des Moulins, en París,  desapareciendo por largos periodos de tiempo para instalarse en el corazón mismo de estos lugares, su segundo hogar. Observaba a las mujeres que se convirtieron en sus amigas y las inmortalizó en retratos individuales o de grupo, realizando sus tareas cotidianas, descansando, lavando la ropa, acudiendo al médico o recibiendo la visita de un cliente.

Realizó una docena de obras dedicadas a los amores entre mujeres, cuatro de ellas de mujeres acostadas, en 1892, entre estas últimas Au lit: Le Baiser. A menudo se trataba de bocetos realizados in situ y finalizados en el taller. En estas obras no hay juicio, impera la empatía por las mujeres retratadas, manifiesta su gran simpatía y son obras que carecen de la ironía o el cinismo con que podía retratar a otras parejas heterosexuales. En esta queda muy patente la influencia de las estampas japonesas, que Toulouse conocía bien, por el planteamiento de la diagonal en la composición. La postura es vista desde un ángulo, desde arriba y los colores se mueven y vibran en consonancia con la escena. Pinta con el pincel o dibuja con el lápiz de manera indistinta, realzando con una línea el contorno de las figuras, incorporando el color al resto de la escena y en esta situación, destacando el rojo de los labios de la mujer recostada, como punto central que atrapa la mirada del espectador.

La madre, la condesa Adèle Tapié de Celeyran, fue quizás la figura más importante en la vida del artista, la que lo protegió, sufragó sus gastos y necesidades económicas y la que cuidó de él toda la vida. Ella se encargó directamente de su educación, lo que generó una especial relación de dependencia. Huir de esta madre le llevó a refugiarse en los brazos de las mujeres del burdel y así mismo la insatisfacción y el vacio le llevó a la bebida, si bien, bebía cuando no pintaba ni dibujaba, y no trabajaba cuando estaba bebido. Al final de su vida tuvo que ser recluido en un sanatorio y murió joven, a los treinta y siete años después de haber inmortalizado con detalle, viveza y autenticidad a tantas personas, a tantos personajes de la farándula que hubieran permanecido en el anonimato si su capacidad de observación y su lápiz hubieran permanecido ausentes.
 

Palabras clave: Beso, ternura, burdel, amigas

Key words: Kiss, tenderness, brothel, girl-friends
 

Marta Canals Peres
Psicóloga, exdirectora de exposiciones de la Fundació Caixa Catalunya, Dealer.