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Escribir un obituario sobre una persona querida que acaba de dejarnos nos conmueve y  reconforta, también conlleva un ejercicio de reflexión al generar dudas de si uno podrá hacer una transmisión proporcionada y no demasiado afectada por la cercanía de su muerte y el efecto emocional que produce su recuerdo y su pérdida, ya que el mismo, puede guiar nuestras líneas y escribir en términos idealizadores sobre esta persona. Contando con esta realidad trataré de escribir sobre Emilio Jiménez desde la subjetividad del afecto y el agradecimiento y también desde una observación objetiva en la medida de lo posible.

Sin duda, fue una persona con relevancia en el Psicoanálisis y en la práctica de la psicoterapia psicoanalítica en Andalucía, sobre todo en Sevilla, donde de alguna forma creó escuela al tratar de acercar, transmitir y divulgar, una determinada manera de hacer psicoanálisis. Ocupó un espacio, vacío hasta entonces, que se fue ampliando hasta crear un grupo de analistas y psicoterapeutas con una sólida formación.

No es fácil delinear un perfil completo de él. Psicoanalista insertado en la sociedad actual, con una esencial vertiente humanista, interesado por la historia, la cultura, la sociología, la política, era también estudioso de los clásicos españoles (como El lazarillo de Tormes), de la gramática española y lector empedernido de la literatura moderna. También estudioso de la introducción de las teorías de Freud en España y los países sudamericanos.

Leía al sociólogo Zygmunt Bauman al que gustaba citar refiriéndose a «los tiempos líquidos», como representación de la realidad actual en que todas las cosas fluyen y se desplazan por un periodo de tiempo limitado, sin ocupar un espacio concreto y definido, en oposición a lo «sólido». Emilio decía que la sociedad actual estaba impregnada de fugacidad, inmediatez, consumismo, «liquidez». Muy interesado por la importancia de la identidad y las identificaciones, decía que debido a la fugacidad de los valores actuales, la identidad podía construirse sobre cimientos débiles, causando fragilidad y desarraigo en las personas, formando identidades excesivamente flexibles. Esto dificultaba la construcción de un Yo porque la búsqueda de la identidad, el trabajo de construirse a sí mismo como sujeto, conlleva mucho tiempo y gira en torno a determinadas tradiciones y creencias que funcionan como un eje central en la vida.

Podría citar distintos aspectos de sus opiniones y teorías. Cito este porque era motivo de ciertas discrepancias entre nosotros: aunque de acuerdo parcialmente con Bauman, expresaba mi desacuerdo en relación a las tradiciones y las creencias. Éstas, en muchos casos, constituyen la cultura que hemos de cuidar y conservar pero en otros son grandes obstáculos para el cambio, el progreso y el desarrollo. Sin entrar en digresiones sociológicas o antropológicas, quiero reseñar cómo aun con importantes desacuerdos podíamos dialogar y debatir, no solo sobre análisis social y político, también de cuestiones relativas a la teoría y la técnica psicoanalítica, o las formas jerarquizadas de la organización de las instituciones. Emilio abría espacios para pensar lo grupal y lo social.

En este sentido, agradezco a Emilio haber podido tener esos espacios de discusión, discrepancias y desacuerdos que, junto con todos los proyectos que compartíamos en Andalucía y en la SEP, contribuyeron a fortalecer una relación cooperativa de trabajo profesional y de amistad. Destaco este aspecto porque los psicoanalistas tenemos la tendencia a idealizar a nuestros maestros, analistas y supervisores y si no se produce la desidealización natural, no se promueve una relación de admiración, agradecimiento, afecto pero también crítica. Y esta relación, puede desembocar en manifestaciones de «culto» a la persona idealizada, o en ruptura de la relación.

Emilio nació en Granada el treinta de marzo de 1940 en la calle de los Pisa, esquina a la Plaza Nueva y por tanto con vistas a la Alhambra. Su ciudad siempre estuvo en su memoria, así como lo estuvieron sus amigos y amigas de la infancia con los que mantuvo en el tiempo una entrañable relación. Su padre era contable y su madre ama de casa. Su hermana, dos años menor que él, es catedrática de Literatura Española. Siempre existió entre ambos un gran cariño y en consecuencia, también lo hay entre ambas familias.

Estudió en los Padres Escolapios con excelentes calificaciones, al igual que las conseguidas en la Facultad de Medicina de Granada (Plan 1953), finalizando los estudios en el curso 1964-65. Interesado por la Psiquiatría se traslada a Barcelona para realizar la especialidad en la escuela Profesional de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona. Posteriormente realizará el curso de Doctorado en la Universidad de Sevilla. En el año 1969 contrae matrimonio con Alicia Piqué y tiene tres hijos, Emilio, Andrés y Laura.

En Barcelona compagina el ejercicio privado de la profesion con otras actividades: fue profesor en la Escola Universitaria de Treball Social de la Universitat de Barcelona, impartió un seminario sobre Observación de lactantes en el departamento de Ciencies de la Salut de la Universitat de Barcelona y fue docente en el Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya; también realizó funciones como consultor o supervisor de personal y asesor en el Ayuntamiento de Barcelona. Es destacable la labor desempeñada en el Hospital Psiquiátrico de Sant Boi en los años sesenta. En aquella época existía una completa separación entre Sant Boi mujeres y Sant Boi hombres, llevados unas por las Hermanas Hospitalarias y el otro por los frailes de Sant Joan de Déu. Él consiguió facilitar el acercamiento entre los dos hospitales, patrocinando y promoviendo los encuentros conjuntos, salvando las resistencias y desconfianzas ante los cambios de una forma integradora.

Durante su formación en el Instituto de Psicoanálisis y más tarde como miembro de la SEP estuvo muy comprometido en actividades científicas e institucionales. Dictó diversos seminarios, sus alumnos destacan la capacidad de dinamizar al grupo para que cada cual se sintiera animado a aportar y discutir los textos. Entre ellos impartió el de ‘Historia del Psicoanálisis’, que en palabras de una alumna fue fundamental. En él contextualizó en un marco científico las ideas que se fueron gestando en la mente de Freud, cómo fueron surgiendo los primeros conceptos, las diferencias con sus seguidores, descritas no como anécdotas, sino como gérmenes de evolución de los conceptos, la importancia del trabajo con niños que supuso un salto en la posibilidad de analizar ansiedades primaria, las influencias de Klein, Abraham y Ferenczi. «Fue una  magnífica lección de humanidad y conocimientos en la perspectiva temporal y de evolución clínica y epistemológica del psicoanálisis».

En 1989 comenzó a viajar cada semana a Sevilla y a trabajar como psicoanalista donde permanecía la mitad de la semana, compaginando su trabajo en Barcelona durante la otra mitad. Siempre mostró pasión por el psicoanálisis y por las aplicaciones de la teoría psicoanalítica, ello le dio el empuje para realizar el proyecto de ampliar el psicoanálisis en Andalucía, extendiendo la Sociedad Española de Psicoanálisis hacia el sur. Comenzaba una verdadera aventura, pero como a Cavafis le importó más el propio viaje que el final de éste. En diversas conversaciones posteriores expresaba su idea de que la expansión de la Sociedad Española de Psicoanálisis al resto del Estado había sido beneficiosa para nuestra institución. Para él era muy importante la difusión del psicoanálisis, más allá de las fronteras y los idiomas de forma que prevaleciera el interés científico.

Traslada su residencia a Sevilla a finales de 1991, donde ejerce su actividad profesional privada y colabora en diversas instituciones como docente, en el Instituto Andaluz de Salud Mental, en el Servicio Andaluz de Salud y en el Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía. En 1992 promovió el inició de un Seminario Clínico para psicoterapeutas dirigido por Francisco Calvo, que se desplazaba desde Barcelona; tuvo gran éxito, contó con numerosos alumnos y se prolongó varios años. Este seminario nucleó a un grupo de psicoterapeutas que fue después el germen de diversos proyectos profesionales.

En 1994, con Ramón Bassols como presidente, se crearon las ‘Jornadas de Psicoanálisis y Psicoterapia Psicoanalítica’ que tuvieron un importante éxito de asistencia y funcionaron como aglutinante de numerosos profesionales de la Salud Mental de Andalucía. A estas Jornadas en Sevilla, Granada o Málaga (donde se celebraron en distintos años) acudieron para apoyarlas y participar como ponentes los fundadores de la SEP y distintos analistas de diferentes generaciones. También han intervenido como ponentes figuras relevantes de la psiquiatría y psicología de Andalucía, así como los nuevos analistas andaluces. Se han mantenido en continuidad y en 2019 celebraremos las XXIII Jornada.

Hacia el año 2000, a instancia de José Valle Cabrera, coordinador de la Unidad de Agudos del Área de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío comenzó a impartir en dicha unidad un Seminario Clínico de Supervisión. Acudían psiquiatras, psicólogos, PIR y MIR de todos los dispositivos de Salud Mental del área y a veces médicos interesados de otras especialidades. Este seminario se prolongó durante diez años. Algunos colegas con los que he consultado describen el seminario como un espacio de trabajo grupal en un clima de tolerancia y cordialidad que facilitaba el aprendizaje y la posibilidad de llevar a supervisar las dificultades concretas y cotidianas con los pacientes sin exigencias superyoicas. Destacan también el interés que se suscitaba por la teoría cuando la referencia a ella surgía desde la observación clínica. Este seminario representó una oportunidad de llevar la orientación psicoanalítica a la red pública de salud mental, una forma de que desde la comprensión y la escucha analítica se pudieran programar intervenciones breves y focalizadas, se trataba de traducir la teoría psicoanalítica a aplicaciones eficaces contando con los recursos disponibles.

En 2003, con los primeros psicoanalistas sevillanos miembros de la SEP durante la presidencia de Guillermo Bodner, impulsó el traslado de la edición de la revista ‘Temas de Psicoanálisis’ a Sevilla, donde se editaron y publicaron los últimos números en papel antes de su conversión a revista digital online. Entre 2004 y 2008 fue vicepresidente de la SEP en la Junta presidida por Maite Miró. En este periodo se creó el Grupo de Andalucía de la SEP y se reforzó la realización de seminarios de formación en Sevilla. En estos años y siguientes impartió seminarios a las nuevas generaciones de analistas en formación de Sevilla, para los que fue un gran apoyo institucional.

En los cursos 2009-2011, junto con los ya siete analistas andaluces miembros de la SEP, impartimos un Programa de Formación en Psicoterapia Psicoanalítica de dos años. Asimismo, Emilio realizó numerosos seminarios teóricos y clínicos privados a profesionales de la salud mental, supervisiones a psicoterapeutas y grupos de trabajo de formación continuada en la asistencia pública.

Entre sus logros estuvo conseguir que psicoanalistas de la SEP intervinieran con comunicaciones en diversos Congresos de la Sociedad Española de Psiquiatría. Así en el año 2000 en Zaragoza y en 2002 en Barcelona participaron Asunción Soriano, Rafael Nicolás y Pere Beà; en 2007, en Santiago de Compostela, participaron Isabel Elduque y Maite Miró, en 2010, en Barcelona, Rossend Camón y Pilar Tardío y en el 2013, en Sevilla, Isabel Elduque y Carmen Saavedra.

A lo largo de estos casi treinta años, gracias a su empeño, fue creciendo el número de personas interesadas en formarse en nuestra sociedad hasta crear un importante grupo de analistas miembros de la SEP y de analistas en formación.

Psicoanalista fino e intuitivo, muy riguroso en lo profesional y teórico, en el trato personal era un hombre amistoso, jovial, campechano, optimista y generoso. Un aspectos de su vida poco conocido fue su afición a la naturaleza y al mar, no le gustaba la playa, le gustaba el mar. Era patrón de embarcaciones deportivas y en Llafranc tenía una colla de pescadores aficionados, unidos por su interés en navegar y por su amistad. En palabras de Alicia, lo mejor de esos días de pesca eran la reunión de las familias para compartir la cena y una larga sobremesa donde siempre, como es de rigor en la Costa Brava, se acababa cantando habaneras.

Otro recuerdo entrañable aportado por Alicia eran las excursiones por los Pirineos, acompañados de amigos, de amigos con sus hijos y de amigos de sus propios hijos, «porque eso sí, acogedor y cariñoso era un rato largo, de ahí que su casa siempre estuviera abierta a todos durante las estancias en la montaña para esquiar o para caminar descubriendo parajes y personas maravillosas, ya que siempre había tiempo para una charla amistosa. Y después, ya en Sevilla, la celebración de la Cruz de Mayo, era un acontecimiento que reunía en su casa a todos los vecinos de tres calles a la redonda».

«Siendo un granadino de pura cepa, tuvo facilidad para integrarse en Cataluña, y como hablaba catalán con bastante soltura y tenía gran facilidad para comprender y compartir pareceres y opiniones, era tolerante y comprensivo, se le aceptó y consideró siempre amigo».

Ahora tenemos una visión amplia de lo que Emilio Jiménez nos ha transmitido. Todos los que tuvimos relación con él, lo recordaremos con afecto y gratitud.
Nota: Este obituario es un poco coral, ha colaborado sobre todo Alicia Piqué. También Rossend Camón, Isabel Elduque, Silvia García, Nuria Gil, Luis Lanuza, Antonio Nadales, Irene Oromí, Asunción Soriano, José Valle y Blanca Verástegui. Ellos son autores de algunos fragmentos y datos, yo solo transcriptora.