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Winnicott y la perspectiva relacional en el psicoanálisis
Francesc Sáinz Bermejo
Colección Salud Mental, Fundació Vidal i Barraquer,
Barcelona, Herder, 2017.

 

Winnicott y la perspectiva relacional en el psicoanálisis es un libro que contribuye a dar a conocer esa corriente nueva y al mismo tiempo antigua, desde los albores del psicoanálisis fundado por Freud, el psicoanálisis relacional. “Freud fundó una disciplina llamada psicoanálisis y con ello abrió un camino hasta entonces inexplorado que permitía entender la profundidad del ser humano más allá del materialismo y de la lógica de las ciencias exactas”, señala Sainz en el epílogo.

Un nuevo enfoque dentro del paradigma antropológico que se abre actualmente para que el ser humano pueda enfrentarse a esa antropotecnia que el salvaje neocapitalismo ofrece, da y vende como la felicidad completa y total. Por tanto, no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época. Además, el autor lo considera muy significativo: “Desde una comprensión epistemológica es imposible que cualquier disciplina, conocimiento o fenómeno específico pueda explicar la totalidad de cualquier fenómeno humano complejo. Somos tan enrevesados que una sola disciplina no puede abordar la magnitud de esa condición”.

Sáinz Bermejo es Doctor en Psicología, psicoanalista (SEP-IPA) y psicoterapeuta (ACCP-FEAP). Imparte docencia en la Fundació Vidal i Barraquer de Barcelona. Además de su práctica como supervisor y otros quehaceres en los Servicios Públicos de Salud Mental, es uno de los introductores del pensamiento de Donald W. Winnicott en España. El presente libro está basado en su tesis doctoral: La influencia de la obra de D.W. Winnicott en las bases conceptuales del psicoanálisis relacional actual. Una contribución a la psicoterapia y una propuesta para la docencia, dirigida por Víctor Cabré, profesor de la Universitat Ramon Llull de Barcelona.

Las primeras páginas del libro están dedicadas a la gratitud: Agradecimientos. Sáinz no ha querido caer en la debilidad y fragilidad de la memoria que es olvidar, por ello cita a cuantos le han sido un aporte, ayuda, comprensión etc. en su voluntad por dar a conocer a Winnicott. Sigue un excelente, claro y sintético prólogo de Alejandro Ávila Espada, presidente del Instituto de Psicoanálisis Relacional de Madrid. Calificando a Winnicott de “…no fue un teórico de la locura o la crisis mental, sino el teórico de la ilusión y la creación de la vida-cultura”, Ávila realiza una maravillosa síntesis de este nuevo modelo psicoanalítico y comenta cómo Sáinz transmite su aportación experiencial con Winnicott.

En la Introducción, Sáinz expande las ideas básicas del libro. De forma muy didáctica expone la diferencia entre psicoanálisis ortodoxo y heterodoxo (a mi entender palabras a discutir) en su concepción y técnica, puesto que afirma que “el psicoanálisis relacional ha estado presente desde los inicios de la disciplina aunque adquiere actualidad a partir del 1983. Usa una expresión muy indicada para los nuevos cambios: “modelo emergente”. Y así es en tantos otros aspectos del mundo de las diferentes ciencias. El autor considera que “las bases teóricas de Winnicott representan los fundamentos del movimiento internacional actual conocido con el nombre de psicoanálisis relacional y la corriente intersubjetiva”. Recuerda ―a mi parecer muy adecuada y oportunamente― que “Eric Kandel, Premio Nobel 1999, sostiene que el psicoanálisis sigue siendo la perspectiva más coherente e intelectualmente satisfactoria de la mente”. Y queda confirmado con la frase de Sáinz: “El psicoanálisis de Freud ―independientemente de la intención que tuviera el autor― dejó abierto un mundo lleno de posibilidades a desarrollar”. De ahí la fuerza vital de esa ciencia en la actualidad y que, por ser creativa de la subjetividad humana, tenga tantos adversarios y algunos enemigos acérrimos.

Al final de la introducción expone muy didácticamente la perspectiva winnicottiana. Haciendo un salto por todos los capítulos, Sáinz, con una mirada muy abierta, sitúa en el Epílogo a Winnicott “más allá de la psicoterapia y del psicoanálisis”. El autor refleja un respirar muy humano de poesía, música y sabiduría. Señala que “la creatividad es el antídoto de la patología mental y del sufrimiento”. El autor da pie, aunque no lo indica, a la gran aportación que Winnicott puede hacer al mundo de la enseñanza, ya que por esa institución pasa el cien por cien de la población. El sistema educativo contribuye desde una edad muy temprana, junto con la familia, al crecimiento del niño a través de las relaciones o vínculos que se establecen. El autor señala, y es debate actual, el vínculo con lo intangible, como la fe y Dios. En otros términos, el vínculo entre psicoanálisis y religión, que tuvo lugar ya en tiempos de Freud con Oskar Pfister. Winnicott ayuda a esa realización plena del ser humano desde su nacimiento, pero con su nueva escuela no abraza la totalidad humana.

Y ahora toca entrar, aunque de forma muy rápida, en esos nueve capítulos que componen el libro. Mi intención no es desmenuzarlos sino indicar las ideas que se exponen a través de los títulos y subtítulos. El primero, un capítulo básico de entrada, lleva por título Los límites de la comprensión. Se refiere a la episteme, a la capacidad de saberse limitado y habla de los reduccionismos, tanto del biológico, del psicológico, como del sociológico. Revisa el concepto de salud para concretar qué es lo patológico. En su último apartado indica tres problemas actuales: el éxito del positivismo, el máximo rendimiento y el rechazo de los vínculos. El segundo capítulo da pie a Las bases del pensamiento relacional de Winnicott. Va pasando por la trayectoria de Winnicott, el concepto de individuo sano, el falso self, la crítica a la teoría pulsional, la relación psique-soma; el niño, los padres, el entorno; el papel del juego, los procesos de maduración; la función del espejo, el origen de la creatividad. Explicadas las bases, el tercer capítulo, Aportaciones de Winnicott a la psicoterapia, se refiere a la experiencia con el psicoanalista, al comunicar y no comunicar, a la búsqueda del verdadero self; también hace referencia a la regresión en Winnicott y Balint.

El cuarto capítulo entra de lleno en El psicoanálisis relacional e intersubjetivo, la matriz relacional y el vínculo afectivo como regulador. En el quinto, Cerebro y vínculo afectivo. Apuntes para una neurobiología relacional, el autor muestra la aportación de las neurociencias: el papel del estrés, las neuronas espejo, la psicoterapia como reguladora de la bioquímica del sistema nervioso y del cerebro. En el sexto capítulo, Aplicaciones de la obra de Winnicott y del psicoanálisis relacional intersubjetivo para la práctica psicoterapéutica, nos habla de la experiencia terapéutica, una construcción entre lo nuevo y lo viejo; de la ampliación del concepto de contratransferencia y de la psicoterapia como una experiencia relacional; se refiere también a conceptos tales como empatía, espontaneidad y enactement, así como a colusionar, colisionar y a la reacción terapéutica negativa. El capítulo séptimo, aún y siendo breve, nos introduce en un tema muy humano: Aproximación a la comprensión del sufrimiento, aludiendo al déficit, el conflicto y el trauma. El capítulo octavo, Algunos puntos de reflexión para el trabajo del psicoterapeuta, trata sobre la analizabilidad, las tendencias estructurales de la personalidad; sobre la importancia de la primera entrevista; empatía, libertad, trato con la persona; la búsqueda de autenticidad; narcisismo y autoestima. Y en el noveno y último capítulo, Algunas propuestas para la formación del psicoterapeuta, entra, como siempre, en las propias experiencias del autor, que sirven para la formación y para perspectivas no estrictamente de trabajo. Finaliza con una excelente y amplia bibliografía.

Se trata de un libro muy actual y de obligada lectura para toda persona que trabaje en el mundo o ámbito “psi”, para saber, conocer e informarse de la situación actual del psicoanálisis, de sus nuevos enfoques y de la validez para este paradigma emergente en occidente.
 

Palabras clave: gratitud, antropología, creatividad, sensibilidad, psicoanálisis relacional.
 

Jaume Patuel
“Pedapsicogogo”, psicoanalista y teólogo.