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El secreto de Antoni Tàpies.
Reflexiones sobre la poética del muro
Massimo Recalcati
Barcelona, NED Ediciones, 2020

 

En el obligado confinamiento epidemiológico que vivimos, percibo los surcos y cicatrices de las paredes que me envuelven. Son difíciles de apreciar a simple vista. Se nota la habilidad de quien con su espátula de yeso y la brocha de pintura blanco hueso ha logrado velar las marcas, las huellas, los desgarros que requieren la construcción de los muros que nos cobijan. Massimo Recalcati, en su estimulante e intenso ensayo nos ofrece una lectura inesperada y evocativa de la producción artística de Tàpies, especialmente de sus muros, para abordar el proceso creativo y sus estrechos vínculos con la constitución de la subjetividad. Muros entramados que son puertas a mundos inciertos, abiertos a lo desconocido.

El análisis de Recalcati activa el pensamiento en un proceso de conocimiento colectivo. Mientras sigo su razonamiento psicoanalítico sobre el proceso creativo de Tàpies, a través de la generación de los muros vivos que emergen en sus obras, pienso en esa aparente paradoja de interpretar el muro como puerta, cuando en la vida cotidiana el muro parecería todo lo contrario de una puerta, casi su negación. Tàpies, nos dice Recalcati, subvierte ese orden de las cosas. Emerge un pliegue sorprendente en la repetición previsible que altera lo esperado. Se abre un mundo.

En este punto me vienen a la memoria los muros de la Fundació Tàpies. La he visitado en diversas ocasiones, pero sobre todo he pasado muchas veces por delante de su fachada, justo por la acera de enfrente. Esta perspectiva permite contemplar en su amplitud el magnético contraste de un edificio, por un lado, regido por la racionalidad modernista de Domènech i Montaner y, por el otro, coronado por los movimientos en el vacío, imprevistos y vitales, de la obra escultórica de Tàpies, Núvol i cadira. Un contraste que me hace pensar en la volatilidad de la racionalidad que aparentemente confiere sólidas certezas a nuestras vidas. Una forma inesperada de producción del inconsciente, colocando lo que nos funda en la azotea de nuestras percepciones. Subvierte lo esperable, un edificio de base muy sólida y racional que sostiene lo inaprensible. Sin embargo, la potencia de la nube de alambre obliga a una lectura inversa: es la nube la que sostiene el edificio cuyo asiento vaporoso nos recuerda la fragilidad y, al mismo tiempo, la consistencia del encuentro con lo real que requiere el proceso creativo, el proceso de subjetivación.

Recalcati capta en la producción creativa de Tàpies la tensión entre aquello que nos funda, la necesidad, la memoria, la repetición, y aquello que lo subvierte, la contingencia, como un corte, como la perforación de lo ya dicho, de lo ya hecho. En un ensayo breve, que no llega a las cien páginas, Recalcati analiza el acto creativo a través de la caja de herramientas conceptuales psicoanalíticas, volviendo a adentrarse en el mundo de la creación artística (le precede el texto Melancolía y creación en Vincent Van Gogh). Toma el trabajo creativo de Tàpies como paradigma del proceso que permite transitar de una subjetividad centrada en el Yo ideal a una subjetividad barrada, marcada por la triangulación con el Otro (en el sentido lacaniano), cuya dependencia del Otro se convierte en condición de posibilidad para reescribir en su obra el propio pasado actualizándolo de nuevo.

Recalcati capta este proceso en el movimiento après coup que Tàpies produce cuando emerge la poética del muro. El muro como puerta a un mundo desconocido. No como una ventana desde la que contemplar y representar, sino como un lugar donde producir y experimentar los entramados del vínculo social que substantivan, modelan, impregnan y generan nuestra subjetividad. Esta estructuración subjetiva, como la creación artística, se constituye “como la recuperación hacia adelante de su pasado”.

Recalcati realiza el análisis en diversos actos, capítulos breves, cuya idea generativa queda libre de distracciones y ornamentos, como los muros entramados de Tàpies, que nos permiten alejarnos de una lectura narcisista de la obra. No es una crítica artística, ni una interpretación psicoanalítica de vieja escuela que toma los datos biográficos como clave interpretativa de la obra, porque la obra es la biografía, es el après coup. Liberados, liberadas del problema de la estética, los distintos elementos que revisa Recalcati, la cruz como letra enigmática, el método de reducción de Tàpies, la trama, el espacio y la materia, las puertas en lugar de las ventanas, el hierro que quema la carne y “el extraño destino escrito en mi nombre”, remite a una conclusión fundamental: “tú eres esto”. Cada elemento en esta creación remite a un pasado hecho presente, a una revitalización de forma sorprendente de conceptos tan presentes en el psicoanálisis como el de narcisismo, el espejo, el Otro, la marca, lo simbólico, lo imaginario, lo real, el fantasma, la repetición, para alcanzar las huellas, el grafito. Recalcati nos dice que el acto creativo genera un vacío, un corte, una discontinuidad durante un instante, aquello que hace posible el ser múltiple de todas las cosas. Un sentido bien distinto al que ha elaborado en sus conocidos y rigurosos textos de corte clínico como el de la Clínica del vacío.

El secreto de Antoni Tàpies es un ensayo con una entidad propia, difícil de catalogar, puesto que pensando en la creación artística pensamos la vida, como ha hecho en textos de la envergadura de Las manos de la madre, El complejo de Telémaco, El secreto del hijo, o en La hora de clase.

Como he señalado, el ensayo de Recalcati estimula el pensamiento. Es un estímulo que se asemeja al del acto creativo, como un pliegue en la necesidad. Esa es una cualidad que me interesa especialmente cuando buceo en un texto. Y lo hago desde una mirada apasionada entre la sociología, el psicoanálisis y los estudios de género. Recalcati analiza el proceso creativo como un desarrollo que es común al proceso de subjetivación: “por una parte, la subjetivación no puede dejar de depender de todo lo que ha sucedido, no puede ser entendida si no se tiene en cuenta todo aquello que ya ha sucedido en el Otro ―improntas, huellas, insignias que el Otro ha grabado sobre el cuerpo del sujeto―, por otra parte, ella se constituye en su singularidad con un movimiento de separación del Otro”.

El mismo nudo lo tiene la sociología y los estudios de género interesados en el análisis dialéctico de la producción social de la subjetividad. Análisis con matices y lenguajes distintos cuya lectura dialéctica pone en el centro la relación entre las dimensiones estructurales, institucionales y socializadoras del orden social y la agencia, la espontaneidad, la ruptura, la subversión, la disidencia y la resistencia de los sujetos individuales y colectivos. Y esta dialéctica, pienso, preside el fondo de este ensayo que, haciendo una transgresión creativa, me permite transformarlo en una crítica a la hegemonía del discurso neoliberal. Un discurso que borra la presencia del Otro, de la Otra que se ha ido instalando en todo occidente con una intensidad que ni tan siquiera ya percibimos. El laboratorio por excelencia de la ingeniería neoliberal fue el que simboliza el golpe de estado en Chile de 1973. Su inscripción en un individualismo neoliberal acérrimo pone en evidencia el narcisismo omnipotente como recurso político para someter los grupos humanos más frágiles. Pienso que Recalcati arranca su análisis desde esa preocupación centrada en esa ficción individualista que rige nuestras vidas como colectivo y que ha desarrollado en otros textos, como por ejemplo La tentazione del muro, de reciente aparición, pero aquí entendiendo el muro como la cancelación de la experiencia de la diferencia.

El ensayo de Recalcati me hace pensar en las estrategias que instituye el individualismo neoliberal, cuyo denominador común es la política del narcisismo especular sexista, que frena, por no decir niega, mediante el ensimismamiento melancólico o maníaco todo acto creativo, no solo plástico sino, sobre todo, social y político. Y estiro aún más los argumentos. Quizás es en el campo social donde la creatividad puede ser más subversiva. Pero, para ello, requiere primero el reconocimiento del Otro, de la Otra, de nuestra inscripción fragmentaria atravesada por las desigualdades sexuales, de género, de etnia, de raza, de clase, de edad, de funcionalidad…, porque si no, el riesgo es caer en la repetición de la desigualdad, el dominio y la explotación. Quizás por eso, ciertas propuestas hegemónicas de cambio progresistas no generan un proceso imprevisto e inesperado, un pliegue en la necesidad, debido a que quizás no han salido de su autoreferencialidad. ¿Dónde está su creatividad? A menudo parece atrapada en una especularidad narcisista colectiva que navega entre la propia imagen de una omnipotencia transformadora y una práctica política repetitiva, que no contribuye a la constitución de un sujeto colectivo barrado, responsable, autónomo y subversivo. Un marco donde, de forma muy preocupante, los neofascismos, como aspiración narcisista totalizadora, parece que sí han encontrado una fisura haciendo pasar por creativo y original lo que es repetición tanática, donde lo que no encaja en el “nosotros ideal” debe ser exterminado, destruido.

Probablemente, quienes han hecho el mayor esfuerzo en generar una creatividad encarnada social, política y plásticamente han sido diversos movimientos colectivos autónomos, como los nuevos movimientos feministas y de emancipación sexual y de género decoloniales del sur atentos a la diversidad funcional. Éstos han tomado la parcialidad como el ángulo de posibilidad para conocer, crear, hacer, sentir nuevas contingencias que emergen de viejas necesidades, que reescriben el propio pasado haciéndolo nuevo, subversivo, situado ―como nos han enseñado Segato, Das, Curiel, Pujal, Pié, Haraway, Collins…― reduciendo el sufrimiento evitable, aspirando a una vida vivible.
 

Palabras clave: subjetivación, creatividad, repetición, necesidad, contingencia.
 

Enrico Mora
Profesor del Departament de Sociologia de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Doctor en Sociología y Máster en Psicoanálisis. Bases Teóricas y Clínicas.