Psychological roots of the climate crisis.
Neoliberal exceptionalism and the culture of uncare
Sally Weintrobe
Bloomsbury Academic , USA, 2021
Este libro es el último publicado por esta editorial de la colección Psychoanalytic Horizons. Esta colección tiene como objetivo la convergencia entre las aportaciones teóricas y clínicas del psicoanálisis con otras disciplinas, un diálogo que se amplía y se enriquece mutuamente con temas y preocupaciones de la sociedad actual. Los títulos de este repertorio dan cuenta del interés de esta colección. Citaré solo dos de ellos, entre otros, todos igualmente notables: Critical theory between Klein and Lacan: A dialogue de Amy Allen y Mary Ruti y Transferences: the Aesthetics and Poetic of the therapeutic Relationship de Maren Scheurer.
La autora es Sally Weintrobe, psicoanalista de la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Es, asimismo, fundadora de Climate Psychology Alliance (CPA) y preside el comité del Cambio Climático de la International Psychoanalytic Association (IPA).
Su trabajo está centrado en la cultura del cuidado y del no cuidado, cultura que tiñe nuestra relación con el medio ambiente y con nuestros congéneres. Es autora de numerosos libros y artículos, todos ellos focalizados en la preocupación central de este siglo XXI que es el cambio climático y sus consecuencias. En el número 21 de esta misma revista, Temas de Psicoanálisis, tiene publicado el artículo “Nuevas asociaciones, el Arca de Noé, un estilo de pensamiento siglo XXI”, en el que nos invita a reflexionar sobre los procesos psicológicos de individuos, grupos, y sociedades que dan lugar a comportamientos tan lesivos para el medioambiente y por supuesto para la vida de los seres vivos.
Este libro genera más preguntas que respuestas. Impacta y conmueve al lector con hechos incuestionables y con información fehaciente que llegan al centro de la gran crisis que vivimos. Su escritura es ágil y apasionada, describe con un lenguaje entendedor sus argumentos muy bien fundamentados y sus reflexiones convincentes y claras. El discurrir de sus ideas se va construyendo de tal manera que lo complejo se hace entendible y sobre todo, sin banalizar.
Este libro se desarrolla en diez apartados que se concentran en capítulos cortos. Nos introduce en la idea de excepcionalismo. Este concepto describe aquella mentalidad que valida la percepción de uno mismo como superior que tiene derecho a poseer sin límites y sin ninguna restricción moral o práctica y que, por tanto, la realidad ha de adecuarse a estos imperativos que se viven como imprescindibles. Esta mentalidad social, grupal e individual está estimulada por la economía neoliberal que solo atiende y responde a los intereses del 1 % por ciento de la población mundial.
La cultura del cuidado y la cultura del no cuidado es el eje principal de los argumentos en este libro. Desde el primer capítulo nos introduce en cómo podemos entender nuestra psique, nuestro self dividido, entre la parte que cuida y la que no cuida y el permanente conflicto entre ellas. Nos recuerda que este conflicto entre la parte que cuida y la que no cuida está presente a lo largo de la historia de la literatura y de las religiones.
La autora cita textualmente el capítulo “Sentido de self o mezquindad” del libro The Klein tradition de Mike Brearley. Lo reproduciré, puesto que me parece central para la exploración que nos propone:
Quizás necesitamos reconocer un self narcisista estrecho bidimensional y otro self más amplio, más generoso, tridimensional, un sujeto con pensamientos y sentimientos, un self que no se conoce totalmente. Un self que desea en una manera posesiva y narcisista… el otro capaz de desear más… con reflexión y compasión y con menos necesidad de control (Brearley, 2018).
Estos aspectos están en conflicto porque tienen una perspectiva tan diferente y opuesta de valores, de libertad y de ética presentes en la mente y consustancial al género humano. Su propuesta es enfrentar el conflicto, tenerlo presente y no negarlo. Aclara que no son posturas ideológicas o políticas de derecha versus izquierda. Es sencilla y dramáticamente la expresión de los aspectos de la naturaleza humana, pero que sin duda el poder y los dirigentes políticos pueden, al crear medidas sociales y económicas, apoyar un aspecto u otro.
Recuerda el trabajo de Freud de 1911, Los dos principios del funcionamiento mental, donde plantea cómo la realidad frena el pensamiento fantasioso y omnipotente, traduciéndose este principio de realidad en normas morales y éticas que regulan las interacciones con nuestros congéneres y con el medioambiente.
La autora hace una descripción detallada sobre cuando predomina la mentalidad de excepción: el sentirse superiores, únicos y sin ninguna culpa, y comenta que los líderes estimulan este tipo de pensamiento completando esta expectativa de sus seguidores. Esto es posible porque entramos en colusión con esta parte de nuestro self creando una realidad falsa, destrozando las evidencias que la contradicen, menospreciando aquella parte de la mente más saludable que puede percibir la realidad, aunque sea dolorosa.
Por ello se vive en un refugio psíquico, en una burbuja para protegerse de una realidad vivida paranoicamente. Como en toda organización/individuo que predomina este tipo de funcionamiento, el daño se exporta, alimentando una disociación por la necesidad de restablecer un mundo ideal porque no se puede hacer el duelo.
“Todo volverá a ser como antes“ es la expresión de la dificultad de aceptar la pérdida y el sentimiento de responsabilidad que nos genera el estado actual de esta crisis climática. Esto perturba el proceso de duelo y por tanto, de cambio. La negación y la disociación impiden hacer este proceso. Estos mecanismos defensivos son una actitud estimulada por pensadores, filósofos y economistas neoliberales que alimentan un pensamiento omnipotente, transformando a los ciudadanos en consumidores sin poder de decisión, manipulados por el poderoso lobby del 1 %, creando una burbuja consumista, sobreexplotando los recursos. Obviamente para su propio interés voraz de acumulación de bienes.
En los capítulos cuarto y quinto la autora se dedica a analizar el nacimiento del consumo como expresión de la cultura de no cuidado y el cómo opera esta cultura. Con ejemplos y con información fidedigna analiza el nuevo lenguaje de las redes sociales, la publicidad, el marco político que alimenta la infantilización de sus ciudadanos y como fácilmente podemos caer en colusión con este sistema, generando burbujas fraudulentas.
Después de hacer una descripción amplia de este aspecto narcisista en individuos, y sociedades, y la colusión a que continuamente estamos expuestos, en el octavo capítulo expone la necesidad de hacer un cambio de paradigma, producir marcos de cuidado para un mundo sostenible y darnos cuenta realmente que vivimos en un planeta finito, no en el planeta Lala. La negación no impide que la realidad se imponga.
Dejarnos llevar por la creencia de que somos una excepción como especie humana, seducidos por vanidades, es en definitiva un pensamiento delirante que se infiltra no solo en los individuos sino en el grupo social. Produciendo una falsa seguridad donde todo es posible mientras la voracidad económica está desbocada llevando la supervivencia de la humanidad al límite.
En el capítulo nueve analiza la burbuja climática que está explotando y cómo vivimos con los sentimientos que generan esta crisis: desde la omnipotencia y la negación, la eco vergüenza, la eco indignación, la eco ansiedad, el eco duelo, el trauma climático y el daño moral.
En el décimo capítulo argumenta que sin duda necesitamos líderes capaces de identificarse con la cultura de cuidado. Aquellos líderes que pertenecen a la burbuja del excepcionalismo están incapacitados para asumir las responsabilidades que la autora propone sobre la cultura del cuidado.
Termina este magnífico libro recordándonos la necesidad de sentirnos con derecho a actuar a fin de reclamar la cultura del cuidado, la cual implica respetar las diversidades, y el derecho a decir y a esperar que nos digan la verdad. La transición a una manera sostenible de vivir supone amar al planeta en cada acto de nuestro vivir cotidiano: la comida que escogemos, la manera de viajar, vincularnos con otros grupos con los mismos intereses, creando una comunidad en expansión. Porque la crisis climática es sin duda una emergencia de salud mental en este siglo XXI.
La autora usa sus conocimientos psicoanalíticos y su experiencia sociocultural en esta última publicación vinculando los determinantes históricos, políticos, económicos y psicológicos de esta crisis.
Por todo ello es un libro imprescindible para tener una perspectiva amplia y entendible de esta crisis que nos involucra a todos. Esperemos que pronto podamos disfrutar de una versión en castellano.
Eileen Wieland
Psicoanalista SEP-IPA
eileen.wieland@gmail.com