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Resumen

Este artículo plantea algunas reflexiones psicosociales que pueden estar interviniendo en el incremento exponencial de la disforia de género en niños y adolescentes.

Palabras clave: disforia de género, reflexiones psicosociales, cultura de cuidado

 

Abstract

This paper points out some psychosocial reflexions that might be the cause of the exponential increase of gender dysphoria in children and young people.

Keywords: gender dysphoria, psychosocial reflections, caring culture.

 

“Creo que observar, analizar, y teorizar es un modo de ayudar a construir un mundo diferente y mejor “.

M. Castells (1996)

 

Una de las primeras observaciones de Tucídides al comienzo de la Guerra del Peloponeso, muestra la falta de curiosidad que tienen los hombres respecto a las exactitudes de los hechos, de las verdades más accesibles en materia de política y de historia, así como su capacidad para perpetuar convicciones que carecen de fundamento, que muchas veces, aunque en vano, han sido reducidas a la nada por la más elemental de las informaciones 

Jean François Revel

 

Introducción

El debate público que ha suscitado la disforia de género en niños y adolescentes y el posicionamiento de actitudes incompatibles me ha despertado el interés en reflexionar sobre este tema desde una perspectiva psicosocial. D. Bell (2020) recuerda que toda época y sus acontecimientos históricos sociales intervienen en la construcción de la subjetividad acentuando características específicas de la personalidad. M. Pérez Álvarez (2022) coincide aseverando que el cuerpo se ha convertido en el campo de batalla de problemas que no tienen su origen en el cuerpo sino en la sociedad. ¿Cuáles son, entonces, las características de la sociedad actual en la que niños y adolescentes están en contradicción con el cuerpo biológico? ¿qué factores intervienen en el crecimiento exponencial de disforia de género en niños y adolescentes? Este crecimiento exponencial de la disforia de género en niños y adolescentes ha suscitado justificadas alarmas por la manera de abordar este síntoma del desarrollo evolutivo. Aquí señalaré algunas circunstancias psicosociales que convergen en esta pandemia de disforia de género. Estas son, entre otras: la intolerancia a la expresión de la identidad de género, las redes sociales, la función del grupo básico familiar, y los beneficios económicos implícitos.

Me pregunto si la desactivación de los movimientos de protesta social de los jóvenes, tales como la Primavera Árabe, el Movimiento 15M y el Movimiento Occupy Wall Street entre los años 2010 y 2015, facilitó el surgimiento de la ideología transgénero, nacida en el mundo académico, como otra forma de protesta ante el orden establecido. Además, confluye con un contexto de incertidumbre social por el porvenir de la humanidad: el cambio climático, las guerras actuales y sus consecuencias tan destructivas, el riesgo de autoritarismos populistas, los recortes significativos en sanidad y educación, el aumento de la desigualdad debido a la precarización del empleo y el enriquecimiento desmedido de unos pocos privilegiados que sin duda son inmunes a las vicisitudes antes mencionadas.

Sin duda estas condiciones generan, en la mayor parte de la ciudadanía, inquietud, desconfianza y desamparo, lo que daría lugar a movimientos sociales e ideologías cuya función precisamente es paliar esta incertidumbre ofreciendo certezas contundentes, aunque sean utópicas.

Estas certezas férreas, que frenan ansiedades tan primitivas, han de ser incuestionables. Por tanto, al tratarse de defensas de este tipo de ansiedades, la posibilidad de un debate racional teniendo en cuenta realidades científicas se resiste. Este ha de ser sancionado, denostado y perseguido. Estas actitudes se denominan, en la actualidad, la cultura de cancelación, término con menos carga histórica que el de represión. Cuestionarse, reflexionar o esperar, ponen en peligro la burbuja de la disforia de género. Es públicamente conocida la censura de la libertad de cátedra de profesores universitarios e intelectuales. Para nombrar algunas: Juana Gallego de la Universidad Autónoma de Barcelona, la escritora J. K Rowling o K. Stock de la Universidad de Sussex, Inglaterra.

La aceptación de la realidad y sus límites con la consiguiente frustración son las bases necesarias para un pensamiento crítico. En estas décadas de gran incertidumbre la respuesta social es aferrarse a ideologías monolíticas que se ofrecen como salvadoras, como solución. La negación de los hechos objetivos y el rechazo al diálogo con la ciencia fomenta y mantiene la omnipotencia de que todo es posible. Negar la ciencia es la condición necesaria para mantener la idealización de que es posible saltarse las leyes de la naturaleza. Todo aquello que es vivido como limitante a las verdades subjetivas es un obstáculo a la libertad y es expresión del paradigma clásico que hay que abolir. Esa libertad es entendida como permisividad sin límites de la expresión de lo pulsional, del deseo. Por tanto, no existe una verdad única. Esta es una de las características del postmodernismo. Dar curso al deseo evita la complejidad de las circunstancias biológicas y éticas.

La ideología que sustenta la disforia de género surge en este contexto. En esta sociedad, bajo vigilancia de la Big data y secuestrados por la Big Pharma, la autodeterminación de género según el deseo se presenta como un acto de libertad, de liberarse de determinismos, como si alterar la biología fuese el último bastión de libertad que nos resta como seres humanos. Tal como comenta Coderch (2006) la realidad es la enemiga mortal del narcisismo ya que derriba los fantasmas de omnipotencia, pone de relieve los propios límites y subraya la dependencia.

El camino natural del desarrollo del ser humano, que es ir construyendo una identidad sexual, puede ser la vía donde emergen otros conflictos que tienen que ver con otras áreas de la personalidad. Es decir, que la disforia de género en la infancia y adolescencia podría ser un síntoma de cuestiones más complejas que corresponden a un espectro más amplio de problemas tanto personales como familiares. Diferentes autores y profesionales de la salud mental como Bell (2020), Evans (2021), Errasti y Pérez Álvarez (2022), sostienen esta postura.

En definitiva, lo que parece que es una liberación del autoritarismo heteropatriarcal, binario, es un retorno a la heterosexualidad y a los viejos roles. El cuerpo biológico se ha de alinear a la identidad de género, que es una construcción social y por tanto repite a la inversa los roles tan denostados.

¡Es la economía, estúpido!

Esta frase tan conocida, popularizada por Clinton en su campaña electoral en 1992, se ha incorporado al lenguaje para describir un aspecto esencial de cualquier cuestión controvertida.

La disforia de género es el objetivo de un floreciente negocio de enriquecimiento para potentes industrias farmacéuticas y grandes fondos de inversión. Se ha creado una demanda sobredimensionando un aspecto de la maduración evolutiva en niños y adolescentes. En consecuencia, para dar respuesta a esta demanda se han creado infraestructuras que reciben generosas inversiones de gobiernos y de inversores de la industria farmacéutica, creando un estado de opinión de normalización de una situación que va en detrimento del cuidado que merecen  los jóvenes y los niños.

Tal como señalé en la introducción, en la última década ha habido un incremento exponencial de esta demanda en infantes y adolescentes en diferentes países de la órbita occidental (USA, Inglaterra, Suecia, España).

Jennifer Bilek (2021), en diferentes trabajos, analiza en detalle el entramado de grandes intereses económicos de grandes empresas médicas y farmacéuticas. Asimismo K.E. Ekman (2022), periodista sueca, realizó una minuciosa investigación del lobby transgenerista a nivel internacional. Los beneficios de esta industria, según datos publicados en 2019, son 316 millones de dólares y con una perspectiva de crecimiento anual de 25 % hasta 2026.

La Dra. H. Brunskell-Evans (2020) plantea que si la identidad de género se ha medicalizado para que coincida con el sexo biológico es por los millonarios beneficios para la industria farmacéutica.

No nos han de sorprender estas evidencias que están en la base del neoliberalismo. Todo es una fuente para satisfacer la avidez acumulativa y el individualismo posesivo basados en el pánico de empobrecimiento, justamente aquello que producen y exportan para los otros.

Recordamos a Byun-Chul Han (2021). Para este filósofo la evolución del capitalismo al neoliberalismo ha cambiado el sistema, que se ha convertido en acumulativo y no transformativo. Asevera “El capitalismo ha descubierto las emociones”. Estamos secuestrados por el liberalismo voraz que ha penetrado en nuestra mente. Por ejemplo, el patriotismo da lugar a la industria armamentística, cada vez más sofisticada; el deseo de maternidad, en proliferación de clínicas para maternidad subrogada.

El objetivo del lobby activista transgénero es interferir y comercializar la natural búsqueda de identidad de género que sucede en todo desarrollo humano durante la infancia y adolescencia. De esta manera se fideliza de por vida a niños y adolescentes que se convierten en consumidores de bloqueadores de la pubertad. El siguiente paso es la administración de hormonas cruzadas. Posteriormente este proceso continuará con los siguientes pasos de su transformación corporal, es decir, con cirugías diversas. Estas circunstancias han dado lugar al surgimiento de un amplio abanico de nuevas especialidades en el ámbito de la medicina y la psicología. Evidentemente, se amplía a otros sectores del mercado la oportunidad de beneficios económicos con esta nueva identidad. En definitiva, se trata de alterar la biología humana con la falacia de liberar al ser humano de un destino marcado, para convertirlo en esclavo de por vida al complejo industrial farmacéutico y con sus consiguientes beneficios.

La alteración de la biología supone diversos riesgos en la salud corporal y mental. Algunas de las consecuencias son cambios en la densificación ósea, infertilidad, arritmias, riesgos de trombosis. Estas son algunas de las secuelas más evidentes. No hay seguimiento, ni investigación transparente sobre las consecuencias, los efectos reales en la salud física ni psíquica. Cuando lo que se prioriza es el negocio poco importan las evidencias científicas.

La Dra. Esteva de Antonio (2015), endocrinóloga de larga trayectoria en la Unidad de Género del Hospital de Málaga, sostiene que la medicina de género no está abierta a la autocrítica ni al escrutinio según los estándares de los criterios médicos, tales como los efectos secundarios a corto y medio plazo. Asimismo, afirma que cualquier intervención sanitaria debe seguir los principios del rigor científico, la experiencia acumulada, los principios éticos y deontológicos y la prudencia necesaria ante tratamientos crónicos agresivos e irreversibles.

Es paradójico, puesto que tanto niños como adolescentes han de ser protegidos de una práctica médica que daña cuerpos sanos. Niños y adolescentes sin experiencia vital no están preparados para tomar decisiones en base a deseos o temores transitorios sobre un futuro que lo condena cuanto menos a la esterilidad, con consecuencias médicas irreversibles, convirtiéndolos en eternos consumidores de hormonas.

El grupo básico

El ser humano nace y estructura su subjetividad en un grupo básico de adultos de diferentes modalidades  que llamamos familia, sea cual sea la organización que tenga.

Esta matriz básica, que el ser humano necesita, además de tener unas funciones imprescindibles para el crecimiento psicofísico,  es una institución vulnerable a los cambios sociales.

Tal como plantea G. Salvador (2009), las condiciones socioculturales “son elementos que modulan las posibilidades para llevar a cabo la tarea emocional de organizar la familia”. Este autor señala que los cambios sociales de las últimas décadas han impactado la estructura familiar. Estos cambios que describe, entre otros, son la precarización del empleo, junto con el recorte de políticas sociales, que hace que ambos padres estén forzados a cubrir las necesidades básicas del grupo familiar en el mundo laboral y la deriva individualista-narcisista que impone la economía neoliberal. Por tanto, la familia, que es una institución permeable en permanente diálogo con el contexto externo, tiene asimismo una función muy definida tal como plantea el trabajo de D. Meltzer. Este autor, en su trabajo  “El papel educativo de la familia” (1989) señala cual es la función primordial de ésta: la contención y la rêverie.

Los grandes cambios sociológicos que han impactado en la familia han fragilizado estas funciones imprescindibles para modular las ansiedades, la frustración y generar esperanza.

Al mismo tiempo son fundamentales para crear y sentar las bases de un pensamiento crítico y empático. Cuando la función parental no puede metabolizar estas emociones primitivas, se destruye la capacidad de introspección y la percepción de la realidad. La omnipotencia reemplaza el pensamiento.

Para ilustrar cómo lo social penetra en la organización familiar comentaré un trabajo de la psicoanalista alemana Angela Mauss-Hanke (2021).

En este trabajo expone que las directrices educativas imperantes en la Alemania de la década de los 20 del siglo pasado, liderada por la Dra. J. Haarer, quien subrayaba la importancia de la disciplina rígida. Solo se debía atender a las necesidades físicas de bebés y niños con el objetivo de educarlos en el sentido de la responsabilidad y del deber cumplido. Estas indicaciones fueron seguidas con fervor por la sociedad de entonces. Este tipo de vinculación carente de empatía y anti-rêverie, dio lugar años después a una generación de obedientes portadores de la ideología hitleriana. Una generación obediente a los dictados de los líderes y sus intereses.

Sin duda, podríamos decir que ese modelo de adhesión a unas promesas sigue siendo vigente, en tanto que es una necesidad inconsciente de todos los humanos de encontrar un alivio a la incertidumbre, una esperanza de solventar el insoportable malestar de las vicisitudes de la vida. La gente joven en la actualidad (marzo 2022) son los protagonistas principales de un contexto social hostil que no ofrece fácilmente un continente a sus demandas.

Además del contexto social hostil, puede que el grupo básico familia, tan permeable a vicisitudes internas como externas, sea un factor también que interviene en aquellos adolescentes más vulnerables al contagio de disforia de género. La fragilidad del grupo básico para cumplir las funciones introyectivas podría intervenir en los sentimientos de vacío que dan lugar al intenso sufrimiento de soledad, de aislamiento, autolesiones, conductas impulsivas y sentimientos de abandono. Todas estas circunstancias emocionales empujan a la búsqueda de solventar el intenso malestar focalizando exclusivamente en la no coincidencia de sexo, que se presenta interesadamente como la panacea de todo sufrimiento.

En síntesis, el grupo básico familiar es permeable a los cambios sociológicos de las últimas décadas y por consiguiente tiene su repercusión en su estructura relacional. Pienso que la rapidez de estos cambios impide metabolizarlos, destruyendo la capacidad de encontrar significado y mantener las funciones básicas que nos menciona Meltzer.

Las redes sociales

Una de las consecuencias de estos cambios es, sin duda, el auge de la comunicación digital que, según mi opinión, reemplaza el vacío creado en el grupo básico de convivencia, sometido ante tanta presión externa que debilita la cohesión familiar.

Los niños y adolescentes problematizados por las vicisitudes antes expuestas, encuentran en las redes sociales refugio y respuesta a la desazón que viven en este tránsito evolutivo. Todo está disponible. Se buscan respuestas que sean coincidentes con la expectativa. Lo que no es coincidente es rechazado. El ser humano tiende a buscar aquello que sea coincidente según creencias y no en la observación objetiva (G. Gergely, 2021). Las redes ofrecen una comunicación en solitario, incorpórea, sin visión del otro tal como comenta Byung Chul-Han (2017). No es una interacción personalizada, no hay experiencia de empatía. La reificación de la tecnología modifica la base natural de la comunicación sustituyéndolas por plataformas ad hoc.

Esto ocurre porque se ajustan a la esperanza utópica de ”todo es posible” y porque supone un alivio del sufrimiento mental. Se ofrecen como soporte y contención, que de manera interesada (son lobbies financiados por activismo trans) les adulan incesantemente celebrando su coraje, su valentía y su heroicidad, haciéndoles sentir únicos y alentando el paso hacia el tránsito. Se crea un sentimiento de pertenencia a una comunidad que se congrega y se compacta a través de un enemigo externo. Dudas y cuestionamientos están desplazados a este enemigo externo creado convirtiéndolo en una amenaza de la cual hay que defenderse fanáticamente. En este caso el enemigo es el pensamiento hetero patriarcal, binario, o la violación de los derechos de los niños y adolescentes a decidir su futuro biológico. Todo lo que contradice o cuestiona las certezas es cancelado, tal como comenté previamente. Se opera según los supuestos básicos de Bion.

La facilidad con la cual los seres humanos somos buscadores de creencias compartidas es por el imperativo de las funciones adaptativas evolutivas de cooperación, confianza natural necesaria para la subsistencia. Buscar la verdad y construir una creencia verdadera es una actividad consciente que supone un esfuerzo individual de la mente humana, como por ejemplo introspección, racionalidad y al mismo tiempo capacidad de dudar. La credulidad vence sobre la racionalidad. Las creencias están basadas en la confianza. (G. Gergely, 2021) y los lobbies trans consiguen crearla a través de diferentes estrategias. Se produce material didáctico, obras de teatro infantil, cuentos para niños introduciendo de manera distorsionada la diferencia sexual.

Intolerancia a la expresión de la identidad de género

La transformación de los cuerpos biológicos según el género sentido se presenta como liberación de la sociedad patriarcal, heteronormativa y autoritaria, pero es una falacia. Lo que subyace en esta ideología es la repetición del patrón binarista pero ahora de manera cruzada. No hay ninguna liberación ni modificación de los roles de género. Solo perpetúa los roles tan denostados.

La propuesta trans es un grave retroceso a las demandas y reivindicaciones feministas cuyo objetivo es la igualdad de género.

El incremento exponencial de niñas y adolescentes femeninas que buscan el cambio de sexo, además del factor contagio tan frecuente en la adolescencia, suscita interrogantes. Aun teniendo en cuenta que los procesos de identificación de los roles femeninos es fruto de una historia personal e individual parecería que la condición de la mujer tan vapuleada de diferentes maneras socialmente, estimula ser del sexo opuesto que tantas ventajas tiene en la sociedad actual. Tal como afirma P. Azpilicueta (2021).

En los varones, sin menoscabar las diferentes motivaciones inconscientes que posean según la historia personal, me pregunto si la expectativa social que se impone a los chicos que han de ser reconocidos ampliamente por sus logros, no será acaso una razón que los impulse a transicionar al sexo femenino. Es decir, es la búsqueda de un reconocimiento que no les sería dado si permanecieran en su identidad biológica, pero que sí lo encuentran, perteneciendo a la categoría femenina. Es el caso de deportistas. Evidentemente es solo una observación de un fenómeno cada vez más frecuente. Tanto adolescentes femeninas como masculinos buscan la transformación concreta de sus cuerpos para que sea congruente con el género sentido. Más allá de la desazón personal que los aboca a este proceso pienso en los factores sociales que también están presentes en estas decisiones. El desprecio y maltrato de la función femenina y la valoración de los aspectos masculinos pueden ser uno de los factores que estimula estas decisiones.

Conclusión

La confluencia, por un lado, de las políticas económicas neoliberales y la presión del postmodernismo ha dado lugar al surgimiento de una nueva identidad clínica. Este ha penetrado en todos los ámbitos de la sociedad con la connivencia de aquellos sectores que se benefician económicamente. Los adultos que han encontrado en la propuesta del transgénero una vía al sufrimiento de la discordancia entre sexo y género merecen un tratamiento adecuado respetando sus derechos y aboliendo la discriminación.

Pienso que como profesionales de la salud mental es nuestra responsabilidad implementar una cultura de cuidados que preserven los derechos de los niños y adolescentes. Es decir, que puedan transcurrir por el camino evolutivo con las menos zozobras posibles, transmitiéndoles un modelo de contención, de espera, de capacidad de frustración, es decir reconociendo los límites de la realidad, en este caso del sexo biológico, y que las expectativas de transformación y de encontrar la felicidad no sea en el cuerpo propio biológico sino en el cuerpo social tan maltrecho en la actualidad.

 

 Referencias Bibliográficas

 Azpilicueta, P. (2021). Nens i adolescents trans: ser o no ser. Revista Digital de la ACPP.

 Bell, D. (2020). First do not harm. The International Journal of Psychoanalysis. 101:5, 1031-1038, DOI: 10.1080/00207578.2020.1810885

Brunskell-Evans, H. (2020). Transgender Body Politics. Spinifex Press Australia.

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Gergely, G. (2021). Comunicación no publicada de la Jornada “Truth seeking and its discontents” organizada por University College of London 9-10 julio 2021

Mauss-Hanke, A.(2021). Traces of Nazism in the German self (artículo no publicado)

Meltzer D-Harris M. (1989) El paper educatiu de la família. Ed. Espaxs, Barcelona.

Salvador Beltrán, G. (2009). Familia: experiencia grupal básica. Paidós. Fundación Vidal i Barraquer.

 

Eileen Wieland
Psicóloga y psicoanalista SEP-IPA.
Docente del Máster de Clínica psicoanalítica de la infancia y la adolescencia de la Universidad de Barcelona.
Miembro del Grupo de trabajo “Psicoanálisis y sociedad” del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña
eileen.wieland@gmail.com