Descargar el artículo

 

Resumen

Cuando el trauma está en la realidad del analista y del analizado, cuando ataca el encuadre, ¿qué pasa con el papel del analista? ¿Cómo se transforma? A través de tres situaciones clínicas, la autora intenta mostrar de qué manera la articulación transferencia-contratransferencia-interrelación va a organizar la situación, si el analista sigue siendo analista, creando y pensando su actitud clínica frente a una situación imprevisible que la guerra impone. Así, veremos cómo puede mantener el trabajo de lo negativo en los límites exteriores de su escenario.

Palabras clave: trauma, guerra, encuadre, transferencia, contratransferencia, intersubjetividad, inter-relación, trabajo del negativo.

 

Abstract

When the trauma is in the reality of the analyst and the analyzed, when it attacks the setting, what becomes of the role of the analyst? How to transform? Through three clinical situations, the author tries to show in which way the articulation transfer-counter-transfer-interrelation is going to organize the situation, if the analyst remains an analyst, creating and thinking his clinical attitude against an unpredictable situation the war imposes. We will thus see how he can maintain the work of the negative on the outer limits of his setting.

Keywords: trauma, war setting, transfer, counter-transfer, intersubjectivity, inter-relation,work of the negative.

Y la tierra, y el río, y su flota, y el puerto,
son campos de carnicería donde triunfa la muerte.
Oh, cuántos hechos, cuántas hazañas famosas
se quedan sin gloria en medio de la oscuridad
donde cada uno, sólo es testigo de los grandes golpes que dio,
no podía discernir hacia dónde se inclinaba el destino…
El Cid, acto I, escena 3, Corneille.

En mis diversos encuentros con colegas psicoanalistas extranjeros, siempre me ha fascinado su capacidad de proyectarse en el futuro. Cuando uno de ellos me proponía un proyecto conjunto, solía sorprenderse al oírme decir «ya veremos… está por confirmar»; tomaba mi respuesta como una evasiva, mientras que yo había mostrado inicialmente un entusiasmo apasionado. Me di cuenta de que experimentábamos la proyección en el tiempo de forma diferente. Uno —él— estaba en la constancia de un tiempo puntuado por lo predecible, la otra —yo— estaba atrapada en la imprevisibilidad de un espacio-tiempo a merced de lo traumático inesperado: la guerra. Una guerra puede estallar en cualquier momento, cuando no es continua como lo ha sido durante quince años y medio. Es como si la guerra estuviera habitualmente ahí y viviéramos en un trauma permanente, indefinidamente en suspenso.
Mi objetivo no es tratar la clínica del trauma, ni de la temporalidad, sino un cuestionamiento sobre el trabajo del analista cuando vive en un contexto donde domina lo inesperado. Lo que viene de improviso del mundo exterior a menudo dificulta su tarea, incluso es incompatible con las invariantes que posibilitan la cura ¿Qué ocurre con el encuadre analítico cuando se somete a lo imprevisible? ¿Cómo proteger la invariabilidad del encuadre cuando es constantemente atacado? ¿Qué ocurre cuando el analista y el analizado están atrapados en la misma situación traumática?
Hemos vivido estados tan extremos, que aún hoy son imposibles de elaborar. Hacer un inventario de todas estas circunstancias específicas del ataque al encuadre en una situación de guerra sería un proyecto ilusorio. Pero a partir de condiciones reales y vividas sí que haría que el proyecto fuera accesible y factible. Emile, Paul, Nadine, son tres pacientes con los que he vivido situaciones extraordinarias, debidas a la guerra, a las que he tenido que responder. Inmediatamente. En la inmediatez de una realidad que no espera.

Emile

Sentada en mi sillón de psicoanalista, puedo oír las bombas en la distancia. Emile me habla de su padre, de su madre, de sus fantasías…
El sonido de las bombas se acerca. Lo reconozco, como todos mis conciudadanos, en tres fases de una sucesión de tonos: en el sonido de su propulsión —llamada salida— que se hace cada vez más adyacente, en el siseo de su paso al pasar cerca, y en el eco de su desintegración al llegar a un objetivo, estallando cada vez más cerca. Me da miedo. Por Emile. Por mí. Por mi gente. Pienso en los miembros de mi familia que probablemente estén en la carretera. Temo por ellos. Emile me cuenta sus fantasías.
Oigo cómo la metralla se incrusta en las paredes del edificio de al lado, señal que las bombas están cayendo aún más cerca. Tengo que llamar para asegurarme de que mi familia está a salvo. Emile me cuenta sus fantasías.
Oigo gritos procedentes de la entrada del edificio y los pasos de los vecinos bajando las escaleras hacia el refugio. Tal vez deberíamos irnos. Oigo decir a Emile: «No me puede pasar nada porque tú estás aquí», y me cuenta sus fantasías.
Ya no le escucho. Adiós a la atención flotante, a la neutralidad benevolente, a la “matriz activa” (Green, 2003), al proceso de transformación… Ya no me importa nada más que la realidad y mi responsabilidad: ¿Qué hacer con Emile? ¿Enviarlo a la calle? Eso significaría que yo misma ignoro la realidad exterior y vivir esta “folie à deux” que ya no es mía, que sólo es la locura de un solo personaje que alucina la presencia de otro que ya no está. Emile me habla de sus fantasías.
Ya no estaba allí. Estaba atrapada en la percepción de la realidad, la realidad traumática, la misma que Emile estaba negando en ese momento. Él estaba atrapado por sus representaciones internas que lo separaban de la percepción de esta realidad externa. Transportado por una transferencia idealizadora de la analista omnipotente, la madre protectora, contenedora y tranquilizadora que era yo en la continuidad de su mundo, aunque yo ya no se lo proporcionaba. Se dejó llevar por una neurosis de transferencia determinada por sus personajes delirantes, “aunque sólo sea por el rechazo casi psicótico a integrar cualquier elemento de la realidad” (Neyraut, 1994). Se dejó llevar por una forma de alucinación inducida por la regresión, afortunadamente se detuvo rápidamente, en cuanto se rindió a la evidencia de la prueba de realidad una vez terminada la sesión. Antes no. Tardó cuarenta y cinco minutos. Cuarenta y cinco largos minutos para que el Yo de Emile saliera del mundo alucinatorio de los sueños y las fantasías, y por fin pudiera distinguir lo alucinatorio de lo perceptivo, en el momento en que la realidad exterior volvía a serlo con toda su sensorialidad: ahora podía oír las bombas. Las oyó pero sin miedo, porque yo estaba allí y le protegía, me decía. Si la negación de la realidad ya no era operativa, puesto que el final de la sesión le devolvía toda la sensorialidad de la percepción de un peligro palpable, la transferencia idealizadora seguía funcionando como pantalla, como defensa de un Yo abrumado por una realidad difícil de metabolizar. La ilusión transferencial funcionaba como una protección entre él y una realidad mortífera. La inter-relación como barrera (para-excitación) a un intrapsíquico desbordado. Lo instalé en la sala de espera, bien protegido por las paredes internas, en el corazón de mi consulta. Tuve que ofrecerle agua, bocadillos, una radio para seguir las noticias… ¡y luego proponerle un colchón para pasar la noche! Artículos de supervivencia, por supuesto. Emile sólo pudo salir a la mañana siguiente.

Paul

Hacía quince días que no teníamos sesiones. Quince días que los bombardeos no habían cesado. Bombardeos intensivos, sin tregua. Aunque una de las especificidades de la guerra del país era su constante cambio de identidad, su discontinuidad y su movimiento de región a región (Khair Badawi, 1996), esta vez fue continua. Todas las regiones se vieron afectadas.
Así que durante quince días Paul no pudo acudir a sus sesiones, aunque estaba pasando por una fase de fragilidad.
Estoy en mi domicilio. En bata. Son las 9h de la mañana. Suena el timbre. Abro la puerta. Veo a Paul en el marco de la puerta. Su tez es terrosa, lívida. No puedo reprimir un movimiento de sorpresa. Me dice que necesita absolutamente hablar conmigo. Pienso en el encuadre, en su constancia, en sus invariantes espacio-temporales… ¡pero también pienso que siente dolor y sufrimiento! ¿Cómo ser empática y seguir siendo analista? “Si la empatía es necesaria, el pensamiento sigue siendo indispensable. Pensar como psicoanalista”(Green, 2002). Debo recibirlo. ¿Pero dónde? En el despacho del piso hay colchones en el suelo, los padres se han refugiado en nuestra casa, situada en un lugar menos expuesto a los disparos. Están todos allí, en una profunda conversación. Voy en bata, despeinada. Le pido a Paul que espere un momento y que volveré para dejarle pasar. Me apresuro a entrar en el estudio, muevo los colchones a la habitación de al lado, ordeno la decoración, quito las fotos de mis hijos, les pido a todos que guarden completo silencio, me visto apresuradamente y me peino. Todo esto lleva dos o tres minutos. Salgo a buscar a Paul. Está parado en el mismo lugar, como si estuviera petrificado. Le hago pasar.
En cuanto se sienta, habla. Me habla. Me mira como si yo fuera lo único que importa en el mundo. Como si nada hubiera cambiado. Ni la dirección, ni el espacio, ni las paredes, ni el tiempo, ni todo el encuadre. La realidad externa ya no existía. Solo existía yo. Yo como objeto investido de todo, maternal, paternal, protector… Si había una acción en relación con el marco espacial, “externo”, no la había en relación con la continuidad “interna” que podía asegurarle a través del tratamiento que se prolongaba entre mi consulta inalcanzable a quince kilómetros de distancia y mi casa, el único lugar accesible donde podía acogerle. Sentí que yo misma era la portadora del encuadre. Más que eso, sentí que yo era el encuadre. Yo era la matriz protectora, pero también lo que yo hacía con este vínculo entre ambos. Lo que hice con el encuentro: la relación psicoanalítica. Lo que hice con la interrelación de intercambio analítico de este encuentro entre yo, la analista, y él, el analizado. Sin confundir la transferencia hacia mi persona, con mi persona (Denis, 2006).

Nadine

Ya llevaba un año viendo a Nadine y Karim. Juntos. Cada uno por su lado. Desde hace un mes, juntos de nuevo. Desde el amor más fuerte hasta el odio más extremo, desde la exaltación apasionada hasta los sentimientos más hostiles… todo estaba allí. Como en todas las parejas.
Lunes a las 11h. Espero a Nadine y Karim. Son las 11:15h de la mañana. Se retrasan. Son las 11:30h. No llegan. Probablemente no vendrán. No van a venir. Discutieron mucho la última vez. Nadine había expresado su deseo de dejarlo. Pienso ¿tal vez también era su deseo dejarme? Estoy un poco preocupada. Karim fue violento. ¿Le habrá hecho daño?
Miércoles 10:15h. ¿Vendrán hoy? 10:20h. No vienen. 10:25h. Suena el timbre. Abro. Veo aparecer a Nadine. Sola. Toda vestida de negro. Un velo blanco en la cabeza, signo de luto en el islam. Al instante se crea un vínculo en mi cabeza. El espectáculo del atentado visto en la televisión, las víctimas despedazadas y la dirección de Nadine y Karim de la que habían hablado en la sesión.
Miro a Nadine. Me mira intensamente. Entiende que lo entiendo. Da unos pasos. Extiendo mi mano para el habitual apretón de manos. Se lanza a mis brazos llorando.
Pienso en la neutralidad benevolente, en la regla de la abstinencia, en la función del tercero… pero también pienso en su dolor y en su necesidad de ser contenida por esta sujeción inesperada, asegurarse de que estoy ahí y que puedo darle la sensación de continuidad que tanto necesita tras la muerte de Karim. Se entrega por un momento a mis brazos. La sostengo, sin moverme. Pienso en Winnicott. Me siento una estructura de encuadre. Llora y repite: “No quería que muriera… no quería que muriera… lo recogimos en pedazos”. Se separa lentamente, me mira y se dirige a la silla para sentarse en su lugar habitual. Se queda en silencio un momento y luego me cuenta lo que pasó ese día… su culpa, que es tan difícil de soportar.

La inter-relación como barrera al desbordamiento intrapsíquico

Alain de Mijolla, en palabras de Freud, recoge la respuesta de éste a Blanton cuando le preguntó si había podido seguir trabajando cuando los nazis invadieron Austria. Se dice que Freud respondió “no… cuando el consciente está perturbado es imposible interesarse por el inconsciente” (Mijolla, 1982).
Esto es lo que me pasó con Emile, sí pero… Efectivamente, ya no tenía “interés por su inconsciente”. Ya no le escuchaba. Estaba atrapada por una exterioridad que me impedía escucharle. Tenía miedo por él, por mí, por la gente de mi familia que estaba circulando … Cuando el trauma está en la realidad del analista y del analizado, ¿cómo podemos transformar? ¿Qué ocurre con el papel del analista? No hay escucha, no hay interpretaciones, no hay transformaciones, sólo una presencia, en el momento de la sesión, cuando la guerra de repente, fuera, ataca el encuadre. Pero estando allí, respetando su escisión, la neurosis de transferencia, lo alucinatorio en la sesión, que se expresaban con más fuerza que la exterioridad traumática que podía impedirle continuar su sesión, pude ofrecerle un espacio de para-excitación y contener, en el encuadre, el despliegue de su conflicto intrapsíquico. Era como si, a pesar de todo, invistiera su funcionamiento psíquico, a través de una contratransferencia-muralla entre él y el mundo exterior. Sí, pero… sólo durante el tiempo de esta única sesión, donde la guerra irrumpe en un marco ya existente y en un proceso en curso. Pero si la guerra está ahí desde el principio y además es continua, ¿sería posible establecer un encuadre e investir la relación analítica? Me parece que eso sería prescindir de la persona del analista, reducirla a una figura omnipotente, enclaustrada en la omnipotencia. Como si pudiera tener el control ante un marco imprevisible, un personaje superior sin mente que vive negando la realidad exterior y su propia realidad psíquica.
Con Paul, el encuadre ya no era el mismo. Cuando el encuadre se vuelve inaccesible debido a los efectos traumáticos de una guerra, la neurosis de transferencia parece reorganizarlo haciendo desaparecer su materialidad temporo-espacial, que se transpone a la persona del analista; éste ya no es el guardián del encuadre objetivo (Green, 2003, Donnet, 2006) sino que se convierte en el encuadre mismo. Allá donde el analista se encuentre. Es la articulación de la relación transferencia-contratransferencia la que organizará la situación ¿Qué hará el analista con la neurosis de transferencia? ¿Qué va a hacer con este vínculo entre él y el analizado? ¿Qué hace con el encuentro que, en este caso, se hace imposible en el encuadre inicial? Para Paul, la inminencia del encuentro era una necesidad. Al reconocer el «deseo» de Paul de verme como una “necesidad” (Winnicott, 1947) —necesidad de protegerse contra un desajuste en la economía psíquica que le amenaza—, al ofrecer a Paul el manejo necesario de una madre dedicada a su hijo (Winnicott, 1947), al aceptar no detenerme en la idea del espacio-tiempo de un marco estricto ya que éste era inaccesible, prioricé el encuentro, el vínculo analítico, la relación analítica. La subjetivación de este vínculo, indefectible.
Esto es lo que hice en el encuentro con Nadine, aunque el encuadre temporo-espacial siguió siendo el mismo. Ella expresaba, por medios no verbales, la inmensa aflicción de una mujer desconsolada. Yo era la única que podía dar sentido a esa mirada angustiada, que llevaba la culpa extrema de un deseo de muerte realizado mágicamente por los efectos instantáneos de una bomba. Se lanza a mis brazos. ¿Qué hace el analista cuando la acción transferencial es una demanda de contención de un trauma de guerra unido aquí a una culpa no «mentalizable»? ¿Qué hará el analista con su experiencia contratransferencial ante el horror de un drama irrepresentable? Sin caer en un sentimentalismo que nos hubiera conducido a ambas a un estado emocional incontrolable, sin refugiarme tras una regla de abstinencia para proteger un marco confinado en la impermeabilidad de una distancia física inapropiada, acogí a Nadine entre mis brazos, acepté, por un momento, una sujeción indispensable para su equilibrio psíquico que estaba en peligro. También allí, como en el caso de Emile, como en el de Paul, es la articulación entre transferencia y contratransferencia la que construye y organiza la situación, en una preocupación constante por preservar lo analítico.
Con André Green (2002) y Paul Denis (2006), creemos que no se trata exclusivamente de una cuestión de intersubjetividad sino «de la articulación de dos movimientos psíquicos específicos y de su elaboración conjunta: el tratamiento psicoanalítico no es una interacción sino el análisis de una interacción» (Denis, 2006). Esto es lo que llamamos inter-relación. La investidura del analista en el funcionamiento psíquico del analizado, su comprensión de la neurosis de transferencia como investidura transferencial de lo que él representa y no de su persona, proporciona una respuesta barrera a un riesgo de desbordamiento cuando la destructividad está en todas partes —en este caso la guerra— y cuando hay una amenaza de desintegración pulsional. En tiempos de guerra, en los casos mencionados, el ataque contra el encuadre es un trabajo de lo negativo que permanece en la periferia, sin negar la inter-relación que se conserva, siempre investida, tanto del lado del analista como del analizado. Esta interrelación será un islote, una salida al deseo de vivir, cuando el analista siga siendo analista, superando el encuadre hasta el punto de representarlo. Pero si el analista no sigue siendo analista, si se deja llevar por las acciones maníacas para triunfar sobre la pulsión de muerte, lo negativo no se queda en la periferia, ataca… ya no hay analista, ya no hay analizando, ya no hay encuadre, ya no hay Superyó, ya no hay prohibiciones, no queda más que la pulsión desintegrada que desorganiza y aniquila.
Así se explican, en parte, las diversas transgresiones que tuvieron lugar durante la guerra. De hecho, algunos analistas se enfrentaron a una pulsión devastadora que los llevó a sabotear el encuadre analítico. Siendo el único punto de referencia para ellos mismos en el abandono de una práctica aislada, ante la embestida de lo negativo que atacaba por todos lados, se sentían demiurgos autorizándose lo ilícito, seres supremos, omnipotentes, únicos decisores de sus acciones. Asimismo, la situación de guerra, en la que la impunidad es generalizada, también puede haber alimentado, en algunos analistas, un funcionamiento perverso preexistente. De hecho, se aprovecharon de la anarquía que imperaba en la época, creciendo sin límites, sin ser reprimidos de ninguna manera. Ya no había leyes, ellos eran la ley. La guerra no creó la enfermedad, permitió que se expresara, constituyendo un lugar de expresión de una patología previa (Khair Badawi, 1996).
A la pregunta planteada por André Green en Le travail du négatif, “El trabajo de lo negativo elegirá como reto la relación con el objeto atrapado entre el fuego cruzado de las pulsiones de muerte y destrucción por un lado, y de vida y amor por otro… El trabajo de lo negativo se resume entonces a una pregunta: ¿cómo, frente a la destrucción que lo amenaza todo, encontrar una salida al deseo de vivir y de amar? …” (Green, 1993) estamos tentados de responder, “en tiempos de guerra, por la inter-relación analista/analizado, cuando el analista sigue siendo analista”. La relación objetal de amor y vida, frente a lo pulsional de la destructividad y la de muerte.
Queda el verdadero trabajo del analista: la elaboración del trauma psíquico a partir del trauma en la cultura. Porque las bombas que explotan, como verdaderas metáforas de la pulsión, ¡provocan heridas y destrucción de forma iterativa! Aquí es donde el encuadre analítico puede ocupar su lugar. Encontrar una salida a esta repetición mediante la reactualización de fragmentos del trauma, verdaderos resurgimientos de la pulsión que regresa situándose en el presente. La situación analítica se inviste entonces como una solución, como un bucle del trauma donde se escenifica su elaboración.
Cuando la destructividad está en todas partes y uno se enfrenta a lo imprevisible, ya no es cuestión de aferrarse a la inmutabilidad del encuadre; ya no es cuestión de “desarrollar una piel gruesa” para dominar la contratransferencia; ya no es cuestión de frialdad de sentimientos; ya no es cuestión de interpretar y transformar. Se trata de estar ahí. Ser psicoanalista… y seguir siéndolo. Permanecer y crear. Crear pensando. Pensando en la clínica.

Traducción del francés al castellano de Temas de Psicoanálisis.

 

Referencias bibliográficas

Denis P. (2006). Incontournable contre-transfert. Revue Française de Psychanalyse. Vol. LXX (2). pp. 331-350.

Freud S. (1912). Conseils aux médecins dans le traitement psychanalytique en Oeuvres complètes de Sigmond Freud. PUF. Vol. XI. 2005.

Freud, S., Jung, C.G. (1906-1909). Correspondance. Trad. francesa de R. Fivaz-Silbermann. Gallimard. Vol I. 1975.

Green A. (1993). Le travail du négatif. Minuit.

Green A. (2002). La pensée clinique. Odile Jacob. pp. 33-76.

Green A. (2003). Idées directrices pour une psychanalyse contemporaine. PUF.

Khair Badawi, M.T. (1996). Guerre et survie. Bulletin de Psychologie. Volumen XLIX (424). Paris, Sorbonne.

Mijolla A. (1982). Les mots de Freud. Hachette. pp. 54.

Neyraut M. (1994). Le transfert. PUF. pp. 241.

Winnicott D.W. (1947). La haine dans le transfert. De la pédiatrie à la psychanalyse. Petite bibliothèque Payot. pp. 48-65. 1975.

 

Marie-Thérèse Khair Badawi
Psicóloga clínica. Miembro de la Rorchach and Projective Methods Society.
Psicoanalista, miembro fundador y primer presidente de la Asociación Libanesa para el Desarrollo del Psicoanálisis, primer grupo reconocido por la Asociación Psicoanalítica Internacional en un país de lengua árabe.
Psicoanalista miembro de la Sociedad Psicoanalítica de París.
Psicoanalista didacta de la Asociación Psicoanalítica Internacional
Profesora e investigadora en la Universidad Saint-Joseph de Beirut, Facultad de Letras y Ciencias Humanas.

 

1-Artículo publicado en diferentes lenguas:

Inglés: To be, To think, To create: When the war attacks the setting and the transference counteratks, en The International Journal of Psychoanalysis, volumen 92, no2, abril de 2011, Wiley-Blackwell, Reino Unido, pp. 401-409

Francés: Être, Penser, Créer: Quand la guerre attaque le cadre et que le transfert contre-attaque, en Revue Française de psychanalyse, tome LXXV, no 4, octobre de 2011, PUF, París. pp. 1035-1043

Alemán (Da-) Sein, Denken, Gestalten: Wenn Krieg das Setting angreift und die Übertragung zurückschlägt, en Internationale Psychoanalyse 2012, Band 7, Psychosocial-Verlag, Alemania, pp. 83-942

Árabe:Diario An Nahar, Beirut, página 7: Al Qadaya, domingo 9 de septiembre de 2012 (parte 1) y martes 11 de septiembre de 2012 (parte 2)

Portugués (Portugal): Ser, pensar, criar. Quando a guerra ataca o setting e o transfert contra-ataca, Congreso de la Sociedad Portuguesa de Psicoanálisis, «Psicanálise na era global», Lisboa, mayo de 2013.

Portugués (Brasil): Ser, pensar, criar : quando a guerra ataca o setting e a transferência contra-ataca, en Livro Anual de Psicanálise, Tome XXVII-2, 2013, Editora Escuta Ltda, Sâo Paulo-Brasil, pp 225-231.

Español: Ser, pensar, crear : cuando la guerra ataca el encuadre y la transferencia contraataca, en Revista De Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica de Madrid, no 68, 2013, pp 225-234. Versión comentada por Janine Puget en el mismo número pp 235-250

Turco: Var olmak, düśünmek, yaratmak :savaś çerçeveye saldirdiginda ve aktarm taarruz ile yant verdiğinde… in Psikanaliz yazilari, bireysel ve toplumsal, travmalar II, Sonbahar 2017, BAGLAM, İstanbul (dic, 2017)

Texto pronunciado en conferencias:

– Beirut, en francés, en la Asociación Libanesa de Mujeres para la Investigación (Bahithat), en el marco de la conferencia-debate, febrero de 2011

– Beirut, en francés, en la Asociación Libanesa para el Desarrollo del Psicoanálisis (ALDeP), en el marco de las conferencias mensuales, abril de 2012

– París, en francés, en la Société Psychanalytique de Paris, por invitación de Eva Weil, en el marco del seminario «Los traumas colectivos y sus huellas en la cura», mayo de 2012.

– Lisboa, en francés, por invitación de la Sociedad Portuguesa de Psicoanálisis, en el marco del congreso «El psicoanálisis en la era global», 17 y 18 de mayo de 2013.

– Berlín, en inglés, en la Universidad Psicoanalítica Internacional, por invitación de su presidente, el profesor Martin TEISING, septiembre de 2014

– París, en francés, en la Universidad de París/Nanterre, por invitación del profesor François POMMIER, Departamento de Psicología, noviembre de 2014

– Múnich, en inglés, por invitación del Instituto de Múnich de la Sociedad Psicoanalítica Alemana (DPV), noviembre de 2015.

– Bad Homburg (Frankfurt), en inglés, por invitación de Angela Mauss-Hanke, editora del Psicoanálisis Internacional, en el marco del congreso de la Sociedad Psicoanalítica Alemana (DPV), del 18 al 21 de noviembre de 2015.

– Istunbul (Turquía), en francés, por invitación de la Asociación Psicoanalítica de Estambul, en el marco del congreso «De lo individual a lo social: Los rostros del trauma», 2-3 de noviembre de 2018.

Conferencias via Zoom.

– París (Francia) en francés,  25 de junio de 2021

Conferencia-debate sobre el texto:“Être, penser, Créer : Quand la guerre attaque le cadre et que le transfert contre-attaque” en el marco del Séminaire de la Société Psychanalytque de Paris intitulé “Effets de la réalité externe sur le contre-transfert et le cadre”

– Múnich-Alemania, en inglés, 1-2 de abril de 2022.

Conferencia debate sobre el texto: “Being, thinking, creating: When war attacks the setting and the transference counter-attacks”(Disponible en Youtube)

En 2015, este texto fue elegido (junto con otro artículo) como la mejor publicación de los últimos diez años por la revista «Internationale Psychanalyse», ed. Psychosozial-Verlag, Alemania, que selecciona y traduce al alemán -un número por año- los artículos publicados en los diferentes números de la Revista Internacional de Psicoanálisis de cada año.

En octubre de 2020, este texto que examina el ataque al marco en condiciones de guerra y que fue publicado en 2011, despertó el interés de muchos psicoanalistas durante la pandemia de Covid-19, que también ataca al marco y parece caer bajo la misma problemática. Por ello, se ha grabado como Podcast, en 3 idiomas (francés, inglés e italiano) en la página web de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA).