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Luis Jorge Martin Cabré es psicoanalista, miembro titular con función didáctica de la Asociaciòn Psicoanalítica de Madrid, de la que ha sido Presidente. Ha sido miembro de la Directiva de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Miembro titular de la Società Psicoanalitica Italiana.  Miembro fundador de la Sándor Ferenczi International Foundation y del Grupo Internacional de Estudios Sándor Ferenczi de Madrid. Miembro del European Editorial Board del International Journal of Psychoanalysis y del American Journal of Psychoanalysis. Entre sus publicaciones destaca su artículo “Las aportaciones de Ferenczi a la teoría del sueño. La función traumatolítica de los sueños” y el capítulo “El Diario Clínico de Ferenczi” del libro colectivo “Autenticidad y reciprocidad. Un diálogo con Ferenczi”.   

 

TdP.- ¿Cómo fue tu decisión de ser psicoanalista?

Luis Martín.- Es una cosa curiosa porque yo lo tenía muy claro desde el principio. Yo estudié Filosofía y Letras y por aquella época Psicología era una rama de Filosofía. La única duda que tuve era entre Psicología y Filología Clásica (latín y griego), pero finalmente me decidí por Psicología. Y entonces ya tuve claro que me interesaba el psicoanálisis. Pero empecé de una manera muy abrupta y autodidacta, estudié en academias los test proyectivos, la psicoterapia de grupo, etc., hasta que obtuve una beca para ir a Italia, concretamente en el Servicio de Psicología Infantil del Hospital Gaslini. Y allí fue donde me di de bruces con la realidad. 

TdP.- ¿A qué te refieres?  

Luis Martin.- A que yo creía que ya era psicoanalista porque había leído y había hecho psicoterapia de grupo.

TdP.- ¿Cómo paciente?

Luis Martin.- Bueno, como paciente entre comillas, como participante al menos. Hasta que tuve la suerte de conocer a una persona decisiva en mi vida, Roberto Speziale-Bagliacca, que él sí era un psicoanalista de verdad y además estaba casado con una española de Madrid. Él nos ayudó a mi mujer y a mí, porque allí tuvimos a nuestras hijas y estábamos más solos que Carracuca: él nos regaló la cuna y nos ayudó en todo. Hasta que un día me dijo: “¿Y tú a qué te dedicas?” Yo le respondí: “Soy psicoanalista”. Me dijo: “Ven un día a casa y hablamos”.   

Y entonces me aclaró: “Mira, tú ni eres psicoanalista ni nada por el estilo y además eres un sujeto muy peligroso para las personas que se pongan en tus manos. Lo que tienes que hacer es psicoanalizarte y entonces ya podrás empezar a hablar de  ser psicoanalista”. Esto me sumió en una crisis profunda de la que salí clarificado porque tomé la decisión de analizarme. Empecé a buscar psicoanalista en Génova hasta que conocí a una psicoanalista argentina, Silvia Amati Sas que fue como mi tía madrina y me dijo: “Mira, acaba de llegar a Pisa un psicoanalista argentino que creo que debe tener horas libres”.

TdP.- Todo esto que me cuentas ocurría en Génova, por lo tanto

Luis Martin.- Sí. Este psicoanalista era Jorge Canestri y hablé con él y estuvo de acuerdo en empezar un psicoanálisis conmigo. Yo iba tres veces por semana a Pisa, en tren, en autostop o en lo que podía. Pero aquello fue determinante porque me permitió empezar desde cero mi camino psicoanalítico. Luego cuando volví a Madrid empecé otro análisis con Carlos Sopena y tuve la suerte de conocer al matrimonio Grinberg, que estaban en Madrid y fui supervisando con ellos hasta que pedí las entrevistas para ser miembro de la APM y me aceptaron. 

TdP.- ¿El hecho de hacer otro análisis fue porque la institución APM lo demandaba?

Luis Martin.- Bueno, de hecho, yo interrumpí mi análisis en Italia porque tuve que volver a Madrid. Pero sí, entonces en la APM pedían que hicieras un mínimo de 3 años con un analista de Madrid. Y me dijeron que “quién era este Jorge Canestri”. De hecho, él acababa de llegar a Italia procedente de Argentina (esto era en 1975 y acaba de estallar la dictadura allí) y realmente era poco conocido hasta que se instaló en Roma.

TdP.- ¿Y cómo has llegado a ser un especialista en Ferenczi?

Luis Martin.- Fue un poco por casualidad. Cuando empecé en la APM me interesaba Freud y también el psicoanálisis de niños: iba a París a estudiar con Diatkine, Lebovici, Evelyne Kestemberg y también a Suiza. Me interesaba todo lo freudiano y empecé a dar seminarios de Freud en la APM, pero también quise hacerlo sobre los pioneros. Empecé por Abraham, que es un psicoanalista muy interesante.

Tdp.- Y quizás un poco orillado actualmente.

Luis Martín.- Sí, injustamente, porque gracias a él hubo desarrollos importantes sobre la psicosis maníaco-depresiva y sobre el análisis de niños, senda por la que siguió Melanie Klein. Pero como había dado el semanario de Abraham pensé en hacer el siguiente sobre Ferenczi, otro de los pioneros clásicos, y ahí empezó todo. Curiosamente, tuve ocasión en estos momentos de conectar con unas personas que estaban interesadas en Ferenczi y me invitaron al Primer Congreso Latinoamericano sobre Ferenczi en Sao Paulo. Y allí fui y trabé conocimiento con analistas americanos y húngaros que me resultaron muy sugerentes y fueron despertando mi interés por Ferenczi, hasta el punto de que en 1998 organizamos en la APM un Congreso Internacional sobre Ferenczi, lo que marcó ya un sello definitivo. Empecé a escribir cosas y a dar conferencias sobre él, y por tanto me sentí totalmente impregnado de su obra. Ahora, tengo que decir que siempre he considerado a Ferenczi alguien plenamente integrado en el psicoanálisis en su conjunto, nunca he creído que fuera una banderita alternativa. Creo que el psicoanálisis probablemente no tendría mucho sentido sin la aportación fundamental de Ferenczi.

TdP.-  Tenía la impresión contraria, que era usado como estandarte de la disidencia.

Luis Martin.- Una de las personas que más me lo esclareció fue Horacio Etchegoyen, que como sabes fue un kleiniano totalmente comprometido con los desarrollos del psicoanálisis inglés. Pero cuando fue elegido presidente de la IPA y se trasladó a Londres, vio que en Hampstead estaban colgados los cuadros de todos los presidentes anteriores, pero faltaba el de Ferenczi. Y dijo: “Si no ponen a Ferenczi yo no acepto ser presidente, porque considero que Ferenczi es una parte fundamental de la historia del psicoanálisis”. Etchegoyen escribió un tratado importante sobre técnica, pero también estaba muy comprometido con la historia del psicoanálisis. Ferenczi fue presidente de la IPA en 1919 pero también fue un interlocutor privilegiado de Freud. 

TdP.- Por tanto, fuiste profundizando en Ferenczi a través de lecturas, etc., y descubriste un autor trascendental por sus aportaciones, pero la anécdota del cuadro no colgado ilustra la manera en que a veces vemos a Ferenczi, alguien fuera de la corriente central del psicoanálisis, un heterodoxo. ¿Qué pasó ahí?

Luis Martin.- Son las leyendas negras… Durante más de cuarenta años la figura de Ferenczi fue silenciada dentro de la historia del psicoanálisis, a pesar de que fue el interlocutor más fiel de Freud, el amigo, el confidente, como lo demuestra la correspondencia que se ha publicado entre ellos, también el paciente, el cómplice y el coautor de muchas intuiciones teóricas, clínicas y técnicas de Freud. 

TdP.- ¿Tanto como coautor?

Luis Martin.- Sí. Él al principio sólo repite y confirma las cosas que dice Freud. Todo cambia a partir de la segunda tópica, que Freud desarrolla en diversos artículos de Freud (Más allá del principio del placer, El Yo y el Ello, Malestar en la cultura, etc.) en los que introduce la pulsión de muerte, la modificación del psiquismo (Yo, Ello y Superyó), la repetición como el verdadero material inconsciente que aparece en la relación transferencial, no en el allá y entonces, sino en el aquí y ahora, y también la contratransferencia. Es en este momento cuando aparece Ferenczi de una manera valiente e innovadora. Escribe “Perspectivas en psicoanálisis” (1924), a lo que Freud responde con “Inhibición, síntoma y angustia” (1927). Freud introduce el tema de los afectos inconscientes como el sentimiento de culpa inconsciente y cambia su visión de la génesis de la angustia: ya no es debida a la represión sino, por el contrario, es la angustia la que origina la represión. A lo que Ferenczi responde con una modificación sobre la técnica: la elasticidad de la técnica, etc. Y a todo esto responde Freud con una serie de cuestiones sobre lo femenino y el concepto de la feminidad, a lo que Ferenczi responde con la importancia de lo infantil, en especial lo infantil en el adulto. Con todo esto se llega al trauma.     

TdP.- Ahí es donde al parecer se produjo un desencuentro con Freud a raíz del artículo de Ferenczi “Confusión de lenguas entre el niño y el adulto”.  

Luis Martin.- La Confusión de lenguas marcó un aparente conflicto entre Freud y Ferenczi, pero nunca me cansaré de repetir que este conflicto fue más aparente que real. No hay nada en la Confusión de lenguas que pudiera provocar algún tipo de perplejidad en Freud. Sólo que Ferenczi introduce el tema del abuso de poder, del abuso del adulto sobre el niño, la violación psíquica por parte del adulto, que provoca una identificación con el agresor y la introyección de un sentimiento inconsciente de culpa, la escisión psíquica que produce el desmentido (la verleugnung, concepto que ya está en Freud). Pero Ferenczi va más allá y se atreve a hablar del abuso del hombre sobre la mujer, sobre los homosexuales, los inmigrantes, pero también del profesor sobre el alumno y del analista sobre el analizado. Ahí existe una crítica velada a una manera de analizar propia de la época, en la que el analista ejerce un papel de autoridad. Y esto sienta mal.

TdP.- ¿Por qué? 

Luis Martin.- Porque sienta mal a la cúpula de poder institucional. Provoca el ataque de Ernest Jones, que entre otras cosas había sido su paciente, aprovechando que Ferenczi tenía una enfermedad, la anemia perniciosa, para poner en duda su salud mental. Algo realmente repulsivo. Pero es significativo que, tras la muerte de Ferenczi, que ocurre un año después de la Confusión de lenguas, Freud escribe una nota necrológica donde dice que ningún analista puede dejar de reconocer a Ferenczi como su maestro. Y unos 4-5 años más tarde, Freud escribe cuatro artículos donde recoge el legado de Ferenczi: Análisis terminable e interminable, donde habla de Ferenczi de la A a la Z, nombrándolo de manera directa o implícita, de hecho el paciente del que habla es Ferenczi; después, en Construcciones en psicoanálisis, donde plantea que no se trata tanto de reconstruir el pasado sino de una construcción donde juega un papel determinante la contratransferencia del analista, en Moisés y la religión monoteísta, donde vuelve al tema del trauma, y sobre todo en Escisión del yo en el proceso defensivo, donde recoge absolutamente el concepto de la escisión del yo de Ferenczi. Es cierto que el concepto de escisión de Freud no coincide plenamente con el de Ferenczi, pero la realidad es que Freud introdujo el tema de los mecanismos defensivos distintos de la represión, como el desmentido y la escisión, recogiendo totalmente el legado de Ferenczi en la teoría psicoanalítica. Por lo tanto, creo que esta supuesta ruptura con Freud realmente no existió. 

TdP.- Pero lo cierto es que hubo una auténtica conmoción, al menos en la cúpula de poder, hasta el punto de que se han tardado años en volver a hablar del “caso Ferenczi”.

Luis Martin.- Lo que se silenciaron fueron las aportaciones de Ferenczi a la teoría psicoanalítica. No el mecanismo de defensa del desmentido, porque Freud lo recogió en el fetichismo, pero sí en el caso de la teoría del trauma. Pero no el trauma entendido como una invasión de la excitación que no se puede elaborar, sino en el sentido de la identificación con el agresor, algo que era nuevo. También el tema de la regresión, que Ferenczi trató en Thalassa. Quién puede trabajar hoy sin tener en cuenta la regresión. También la contratransferencia, que en su momento fue denostada, pero hoy día admitida como una parte esencial del trabajo del analista. Pero su aportación fundamental fue en el tema del análisis del analista, no solamente en el sentido de que el analista debe psicoanalizarse, sino en la descripción de la metapsicología de los procesos mentales del analista en la sesión. 

TdP.- Parece que en un momento dado fueron muy polémicos sus tanteos técnicos, como la flexibilidad, neocatarsis, y sobre todo el análisis mutuo, que luego han sido trasladados a la polémica sobre si revelar o no la contratransferencia, reconocer al paciente que se le ha fallado, conceptos que han sido incorporados a la corriente llamada análisis relacional

Luis Martin.- Pero fíjate que hay dos autores, que, de manera casi simultánea en los años sesenta, recuperan el tema de la contratransferencia de Ferenczi: Racker en Argentina y Paula Heimann en Inglaterra, ella en un clima hostil porque es sabido que Melanie Klein tenía dificultades en admitirla.  

TdP.- ¿Y el análisis mutuo?

Luis Martin.- Claro, el gran caballo de batalla contra Ferenczi fue el análisis mutuo. Pero nadie dice que en todo momento fue una cuestión experimental, en relación con una paciente, Elisabeth Severn, que por otra parte salió bastante bien parada de su análisis porque cuando se fue de Budapest se dedicó a escribir libros, es decir pudo salir recuperada de su situación traumática inicial. Ferenczi se encontró con ella en una situación sin salida porque en un momento determinado ella le dice que él no la cree: que lo que cuenta de abusos y violaciones e incluso de hacerla participar en un delito, lo interpreta como fantasías inconscientes. La paciente se enfada y se va a Estados Unidos y vuelve con recortes de periódicos que demuestran que lo que ella cuenta ocurrió realmente. Entonces, Ferenczi se echa para atrás y la paciente le dice: “Además usted no cree a sus pacientes a causa de sus problemas” y empieza a interpretarle los motivos que hacen que él no crea a sus pacientes. Esto es el análisis mutuo. Esto por supuesto es un error, un error técnico, de falta de contención, pero lo que Ferenczi descubre es lo mismo que nos ocurre a nosotros con cada uno de nuestros pacientes sin necesidad de actuarlo. Pero claro estamos en el año 1928. Y además, Ferenczi no ha tenido la contención de su propio análisis con Freud, que fue sólo a ratitos.

TdP.- Ratitos separados por años, además

Luis Martin.- Sí, porque había la Primera Guerra Mundial por medio. Además, Freud no quería que siguiera su análisis porque necesitaba que fuera su lugarteniente en el movimiento psicoanalítico y no un paciente. De ahí que Ferenczi cometiera este error, esta actuación o contraactuación. Pero lo que sí pudo hacer fue escribir el Diario clínico, que no era un libro para ser publicado sino un conjunto de notas, donde se puede ver que Ferenczi se pregunta hasta qué punto tiene sentido lo que está haciendo o es un experimento que le permite explorar su contratransferencia.  

TdP.- ¿Entonces podemos decir que Ferenczi tiene la valentía y la honestidad de pararse a pensar en lo que la paciente le dice sin creer que son resistencias o ataques hacia él?

Luis Martin.- Claro, también nos ocurre que podemos tener un paciente que nos dice que no está de acuerdo con nosotros y pensar que a lo mejor tiene razón y no son resistencias. León Grinberg siempre insistía en que había que diferenciar entre  contratransferencia y  contraidentificación proyectiva. Decía que la contraidentificación proyectiva era la consecuencia directa de lo que el paciente te inocula, mientras que la contratransferencia era una cuestión del analista. 

TdP.- La contratransferencia también puede contener elementos de la “transferencia” hacia el paciente de cuestiones personales del analista.

Luis Martin.- Yo creo que la genialidad de Ferenczi fue apostar claramente por considerar al analista, no tanto como un detector inteligente de verdades, sino alguien capaz de aceptar, con el paciente, una experiencia humana de relación en la que pueden intercambiar emociones y afectos e intentar encontrar junto a él un sentido. Yo creo que esto es lo que definiría específicamente la aportación de Ferenczi al análisis. Y los intersubjetivistas se han intentado aprovechar de esto y convertirlo en su bandera, pero no es verdad. 

Otro de los problemas con Ferenczi es lo mal traducido que está del alemán. Ferenczi hablaba de la einfühlung que significa sentir-con. Llegaron a traducir einfühlung por tacto, y algunos creyeron que Ferenczi “tocaba” a sus pacientes. 

TdP.- Quizás traducirlo por empatía, a lo Kohut, puede ser discutible.

Luis Martin.- Claro, Ferenczi podía haber dicho empatía, porque existe la palabra en alemán (empathie), pero él utilizó einfühlung que quiere decir estar junto a, sentir con.

TdP.Gracias por habernos ayudado a situar mejor a Ferenczi. Hay un legado Ferenczi y tú te has dedicado mucho a esta tarea

Luis Martin.- Pero siempre dentro del psicoanálisis, no como algo aparte. Precisamente el próximo mayo se va a organizar un Congreso Ferenczi en Sao Paulo que por primera vez será esponsorizado por la presidencia de la IPA. Es decir, la IPA reconoce claramente que Ferenczi forma parte de la teoría psicoanalítica y no algo aparte.

TdP.Existen Sociedades y Congresos Winnicott o Bion, por citar dos analistas muy conocidos, pero en cambio parece como si Ferenczi hubiera estado mucho tiempo “fuera de los muros”. 

Luis Martin.- Pero la realidad es que  su aportación a la teoría psicoanalítica influyó en muchos analistas. No solamente en Balint, que era compatriota y analizado suyo, sino también en René Spitz o Kris, que tuvieron mucho peso en el análisis norteamericano. Y en Argentina, los Baranger y su teoría del campo. Anna Freud le tenía mucha estima, era como un tío al que iba a ver siempre que podía.

TdP.- Quizás el caso Ferenczi también no enseñe algo de lo que ocurre a veces en la propia institución analítica cuando le es difícil elaborar visiones diferentes del análisis

Luis Martin.- Precisamente en este último Congreso de la IPA en Cartagena de Indias (julio 2023) cuyo tema era “El psicoanálisis en la línea de fuego”, se habló de cómo está influyendo en el psicoanálisis la situación actual de guerras, la desconfianza, el odio, las rivalidades. Alguien dijo: “Hombre, porque no aplicamos este método a entender nuestra propia institución”, donde existen rivalidades, narcisismo, envidias, etc. A veces da la impresión de que en nuestra propia casa existen batallas campales que no tienen mucha justificación. Y esto ocurre a todos los niveles. Fíjate que cuando estaba en el board de la IPA había un ruso y un ucraniano que eran grandes amigos y trabajaban juntos. También hay muchos matrimonios mixtos de rusos y ucranianos, y entonces piensas: “¡Pero qué locura es ésta!”. 

TdP.- Parece que no hubiera teoría capaz de ayudar a entender esta locura.

Luis Martin.- Freud en el Malestar en la cultura se preguntaba si las sociedades civilizadas podrían dominar su tendencia a la propia destrucción. Fíjate que decía “las sociedades civilizadas”. Parece que las sociedades, cuanto más se desarrollan, más tendencia tienen a la propia destrucción. Quizás habría que volver a leer este trabajo de Freud.

TdP.- Te tomo la palabra. Muchas gracias, Luis, por habernos dedicado este tiempo y por ayudarnos a entender y clarificar mejor a Ferenczi y a su obra y la influencia que ha tenido en la teoría, la clínica y la técnica psicoanalíticas.