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Resumen

En este texto se pretende plasmar el trabajo que se realiza en La casa Jove-Dar Chabab con jóvenes y adolescentes que han migrado solos. Se exponen las dificultades que deben atravesar los adolescentes y jóvenes atendidos que llegan a un territorio desconocido para poder arraigarse. Se reconoce cómo esta migración y las dificultades asociadas a ella impactan en la construcción de su mundo interno y a la vez se analiza cómo el componente social afecta de múltiples maneras al hecho de poder arraigarse. Por último, se recogen diferentes ideas en cuanto a los retos en la intervención.

Palabras clave: jóvenes migrantes, arraigo, desarraigo, vulnerabilidad.

 

Abstract

This text aims to capture the work carried out at La Casa Jove-Dar Chabab with young people and adolescents who have migrated alone. It exposes the difficulties that these young people, who arrive in an unknown territory for them, must go through in order to settle. The text also recognizes how migration and the difficulties associated with it impact the construction of the internal world of these young people and at the same time, it analyses how the social component affects the process of settlement in multiple ways. Finally, it collects different ideas regarding the challenges in the intervention.

Keywords: young migrants, settlement, unsettlement, vulnerability.

 

 Introducción

“Abandonar niños en la calle es como colocar bombas de efecto retardado en el corazón de las ciudades “(Tessier, S. 1995).

Según la tercera definición de la RAE, arraigar quiere decir establecerse de manera permanente en un lugar, vinculándose a personas y cosas. La primera definición, algo más poética, se refiere a echar raíces.

Si relacionamos estos términos con las personas migrantes y más en concreto con los adolescentes y jóvenes que realizan una migración solos, la poesía queda lejos. Sabemos que la migración es un acontecimiento que puede ser desestabilizador y por ende implicar dificultades en la salud psíquica del individuo que la realiza (Pinillos, 2021). Si todo esto lo relacionamos con el concepto de arraigo, nos lleva a preguntarnos: ¿son capaces estos jóvenes de echar raíces en el territorio al que llegan? ¿Es una persona suficientemente capaz por sí misma para hacerlo? ¿Es la sociedad receptora facilitadora de que los adolescentes que llegan solos puedan establecer vínculos en el territorio?

Todas las preguntas mencionadas son cuestiones que nos vienen a la mente a la hora de trabajar con adolescentes y jóvenes que han realizado una migración y llegan a un territorio en el cual no tienen familiares o adultos de referencia. Poder acompañarlos en la construcción de la identidad y con ello poder arraigarse al territorio al que han llegado es todo un reto pero también una oportunidad.

Es necesario, por tanto, para realizar este análisis, conceptualizar el marco desde donde se miran a estos jóvenes y cómo los acompañamos desde los recursos de atención intentando mitigar las dificultades de la migración que además conviven con la etapa vital de la adolescencia. Podríamos señalar estas dos situaciones o transiciones como hitos fundamentales en la vida de cualquier persona, en las que poderse vincular a un lugar, a un grupo de pertenencia y echar raíces es fundamental para conseguir bienestar.

Contextualización

Para contextualizar es preciso hacer un poco de memoria.

Entre el 2015 y el 2018, según registros de la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia de Cataluña, el número total de adolescentes y jóvenes llegados se había visto multiplicado por diez.

La Casa Jove-Dar Chabab comenzó como proyecto piloto a petición del Consorcio de Servicios Sociales de Barcelona en noviembre de 2017.

Se trataba de un momento histórico, en el que Cataluña y la ciudad de Barcelona en particular estaban sufriendo un desbordamiento de los recursos destinados a la protección y el acompañamiento de estos jóvenes por el incremento exponencial de la llegada de migrantes, mayoritariamente hombres y procedentes de Marruecos. El alto impacto comunitario y la dificultad para garantizar el cumplimiento de los derechos de estos jóvenes favoreció que cada vez estuviéramos más habituados a convivir con adolescentes y jóvenes cuyas dinámicas de supervivencia estaban asociadas al consumo, la delincuencia, y otros hábitos que generaban un alto impacto comunitario.

A nivel social y político, se trataba de una época en la que empezábamos a familiarizarnos con la presencia de estos jóvenes sin referentes en el espacio público. Se trataba de un momento sociopolítico en el que el acrónimo de MENA (Menor Extranjero No Acompañado), que había servido como argot técnico desde 2009, comenzaba a denigrarse.

Esta confluencia de circunstancias en que aunaban el incremento de llegadas y la vulnerabilidad a la que estos jóvenes tenían que enfrentarse, provocó la creación de un recurso de atención diurna, donde tuvieran cabida. También facilitar el acceso a  la cobertura de las necesidades biopsicosociales que aparecían como síntoma de una situación complicada, injusta y de mucha vulnerabilidad.

La Casa Jove-Dar Chabab es un equipamiento inter y multidisciplinario compuesto por profesionales del ámbito social (inserción y ocupación, trabajo social, educación social, integración social y talleristas) y del ámbito de la salud (psicología, psiquiatría y enfermería) que atiende a jóvenes migrantes en situación de sinhogarismo independientemente del país de procedencia, el género o la situación documental. Hemos de puntualizar que, desde su comienzo, la mayoría de la población atendida han sido hombres procedentes del norte de África. Actualmente se está produciendo un incremento de atención a jóvenes procedentes de otros países africanos y poco a poco también se ven incrementadas las atenciones a mujeres.

Las vías de acceso son, generalmente, a través de la derivación de cualquier profesional que detecte un caso susceptible de nuestra atención. La forma, intensidad y modalidad de atención se establecerá en función de la demanda y necesidad de los propios jóvenes, o bien como valoración técnica del equipo. La idea es que el servicio se pueda adaptar a las necesidades reales del joven, aunque estas no sean expresadas como tales.

Como metodología de intervención utilizamos tres modalidades de intervención diferentes e interrelacionadas.

La vía de entrada que nos ayuda a establecer un primer diagnóstico de la situación y que facilita la vinculación del joven al servicio y viceversa, es lo que denominamos modalidad de atención ambulatoria. Se trata de un servicio en concreto, como la recogida de alimentos diaria, tratamiento de escabiosis, información sobre recursos comunitarios de duchas, pernocta, etc… Esta modalidad de atención nos permite ir estableciendo una relación continuada con el joven, conocer su situación y valorar necesidades de intervención.

La modalidad de atención que denominamos integral, es aquella en la que los jóvenes tienen acceso a todas las áreas y servicios de La Casa Jove-Dar Chabab. Esto incluiría las entrevistas con los profesionales de las diferentes áreas, un educador social referente, la participación en actividades, el espacio de talleres y las comidas en las instalaciones de Dar Chabab, junto al resto de jóvenes y el equipo encargado de la atención directa. Todo ello favorece el sentimiento de familiaridad y pertenencia.

La tercera de las modalidades de vinculación posible sería la que denominamos vinculación especializada. Esta se produce, o bien a través de la derivación de un servicio externo que demanda la vinculación a un área específica (generalmente enfermería, psicología o en alguna ocasión con trabajo social), o bien, es una relación que se mantiene a posteriori de la vinculación integral, con intención de continuar un proceso que aún no se da por finalizado. En esta ocasión la atención a los jóvenes se hace de manera programada a través de un sistema de citas previas con el área demandada.

Con las diferentes modalidades de vinculación, lo que pretendemos es adaptarnos al ritmo, la necesidad y el estado de vulnerabilidad del joven en cada momento. Por lo tanto es habitual encontrarnos con jóvenes que transitan de una modalidad de vinculación a otra dentro de su paso por La Casa Joven-Dar Chabab.

Como parte de la metodología de intervención no asignamos un periodo de tiempo de atención, sino que este va en función del avance y la revisión de los acuerdos estipulados conjuntamente entre joven y referente, el cual, fácilmente se ve influenciado por la posibilidad de acceso al resto de recursos de la red de atención social. Una vez la situación del joven está más estabilizada y tiene cubiertas las necesidades biopsicosociales, la intervención del equipo de Dar Chabab va disminuyendo en intensidad, hasta procurar una desvinculación de manera orgánica y natural.

El trabajo diario con estos jóvenes nos ha enseñado a poder realizar un cambio de paradigma, de mirada, para dejar de pensarlos como la problemática que presentan y mirar al consumo y a la expresión del sufrimiento emocional como el síntoma de las circunstancias adversas a las que se enfrentan. Con el paso de los años y el aprendizaje realizado ahora nos gusta pensar que La Casa Jove-Dar Chabab es un servicio de atención a adolescentes y jóvenes que migran solos, en riesgo de exclusión social y fragilidad emocional.

El impacto de la migración en el ​mundo externo

Una migración puede ser la consecuencia de dificultades en el país de origen, es decir, aquella a que la persona debe enfrentarse con la intención de acceder a mejores oportunidades formativas o laborales, a la cultura, a la sensación de libertad y garantía de derechos humanos. O aquella que promete escapar de la violencia, de la persecución, de la censura. O aquella que nos moviliza ante los desastres naturales o que pretende el reencuentro con familiares que se enfrentaron a la migración previamente. Todo ello significa hacer frente a circunstancias adversas que favorecen el desarraigo cultural y de identidad cultural con el consecuente efecto sobre la salud mental y la estabilidad emocional.

En el caso de los jóvenes que atendemos en La Casa Jove-Dar Chabab, los motivos son todos los anteriormente mencionados y otros tantos que, en la relación continuada con ellos, nos cuentan cuando logramos alcanzar un clima de confianza. Muchos de estos jóvenes se ven alentados a realizar una migración como inversión para mejorar el estatus familiar o de la comunidad. En muchas de estas situaciones el deseo de migrar no es una cuestión individual, sino comunitaria, lo cual fomenta el sentimiento de responsabilidad.

El punto de partida de la migración de muchos de estos jóvenes es el deseo de responder a las demandas familiares o comunitarias, lo cual, de entrada, les fortalece para hacer frente a las adversidades, pero poco a poco y ante la realidad que encuentran una vez establecidos en el país receptor, puede convertirse en frustración al comprobar que los objetivos proyectados no son fácilmente alcanzables por la dificultad para sentirse parte de la sociedad que los recibe. Un joven de una zona rural del sur de Marruecos al preguntarle por su llegada a Barcelona nos decía:   

… vine en avión, a Turquía… y desde ahí cruzando varios países hasta Barcelona. En Turquía no hace falta visado, ¿sabes?, solo pagar el dinero del viaje, unos 4000 euros. (…) todos han puesto un poco, mi familia, los vecinos… mis tíos…y ahora quieren que los devuelva, les hace falta, pero yo no tengo dinero, no puedo trabajar, no es como tú …

Según Bhugra y Becker (2005), la migración supone un contacto con la cultura del país receptor, en este caso con la cultura dominante. Se produce un proceso de reconocimiento de la nueva cultura e identificación de las similitudes y diferencias entre la propia identidad y la identidad de la cultura mayoritaria. Se pone a prueba los sistemas de apoyo, la aceptación por parte de la sociedad receptora, el acceso a la cobertura de necesidades básicas para el desarrollo físico e intelectual de la persona, posibilidad de inserción en el mundo laboral, acceso y cobertura de la educación, sanidad y vivienda, es decir, la migración es el comienzo de un proceso de arraigo en una nueva cultura.

Dentro de los condicionantes sociales a los que han de hacer frente, se encuentra una política migratoria actual con innumerables barreras legales, sociales y culturales.

La no regularización documental (dificultad para acceder al permiso de residencia y trabajo) impide la accesibilidad a los derechos fundamentales que pueden mitigar el sentimiento de desarraigo y facilitar el sostén de las situaciones adversas, en un momento en el que aparece la sensación de soledad, la culpa por el abandono de la propia cultura, y el anhelo por el cumplimento del objetivo migratorio.

En referencia a la posibilidad de acceso a la documentación, a lo largo de estos años de acompañamiento a los adolescentes y jóvenes atendidos desde La Casa Jove-Dar Chabab, hemos sido testigos de cómo las barreras burocráticas han influido en los procesos de arraigo, favoreciendo u obstaculizando las oportunidades dependiendo de la dificultad o facilidad para obtener dicha documentación, lo cual les condiciona a poder acceder a oportunidades de formación, acceso al mundo laboral, o a las prestaciones sociales. Esas cuestiones burocráticas cambiantes han aumentado la desconfianza en las instituciones y fomentado el sentimiento de hostilidad social. En una ocasión uno de los jóvenes al recibir la documentación me hizo este comentario:

Sí, pero mi nombre está mal escrito en mi NIE, lo escribió mal la policía y cuando le dije de cambiarlo, me dijo que no hacía falta, que no importaba, pero no es mi nombre… ¿Quién soy yo?, si ni siquiera me queda mi nombre.

Cuanto más incorporadas y equitativas sean las oportunidades más fáciles es que aumente la sensación de arraigo. A medida que se incorpora el lenguaje, se amplían las redes de sostén social, se incrementa la sensación de seguridad y confianza en el entorno, en las instituciones y se accede a los recursos de cobertura educativa y de salud, se reduce la sensación de desarraigo.

Una sociedad acogedora conoce y acoge a la nueva cultura, disuelve la hostilidad social, neutralizando los episodios de racismo y exclusión y favorece el alcance de las expectativas migratorias.

Consecuencias de las dificultades del desarraigo en la psique

Además de todo lo mencionado hasta ahora con relación a cómo afecta una migración al mundo externo y al proceso de adaptación, también es imprescindible para nuestro trabajo poder pensar cómo influye en la psique de los jóvenes atendidos. Es su mundo interno.

Los jóvenes que atendemos son personas que se encuentran en un momento de doble tránsito. Pasando, por un lado, de la adolescencia a la vida adulta y por otro realizando el tránsito migratorio, con todo lo que supone: viaje, llegada, establecimiento…. Ambos tránsitos van a ir conformando su identidad. Conflictos internos, descubrimientos, aceptación… Y para esta producción de la identidad es fundamental poder experimentar sentimientos de pertenencia.

Es ahí donde el espacio intrasubjetivo se nutre del espacio intersubjetivo y el transubjetivo. Según Krakov y Pachuk (1998) este modelo conforma los tres estados del Yo (sujeto de deseo, sujeto vincular y sujeto social). Es necesario poder existir en la mente del otro para poder ir afianzando la identidad. Así como también, que el sistema nos reconozca para ser alguien. Estos tres conceptos deben abordarse de forma conjunta a la hora de intervenir porque no son el uno sin el otro y armonizan las diferentes expresiones del sujeto, que a su vez facilitarán el poder sentirse arraigado en el territorio. Dar Chabab ofrece este pequeño ‘’mundo’’ en el que podemos empezar a nutrir de experiencias los tres niveles mencionados.

Feduchi (2023) habla de la adolescencia como un nuevo nacimiento, otra nueva oportunidad de arraigarse. En el caso de los jóvenes atendidos en Dar Chabab, este hito se da en un país diferente al de origen y en un espacio de tiempo muy corto. Todo eso aumenta el impacto emocional que supone este ‘’nuevo nacimiento’’. ¿Qué es necesario afianzar durante la intervención para superar los diferentes hitos que supone llegar al mundo adulto?

El arraigo a un lugar está estrechamente relacionado con la producción de la identidad antes mencionada. Esta identidad se forja a lo largo de toda nuestra vida y está influenciada por los contextos, personas y lugares con los que nos relacionamos. Estas influencias condicionan nuestra manera de ver el mundo. Las y los jóvenes que han migrado solos suelen estar en conflicto constante con estas formas, dudando, debatiendo e intentando ser críticos. Además, están en duelo constante por lo que pierden, el mundo infantil, el entendimiento del amor, en muchos casos la propia cultura o la familia, tal como había sido entendida hasta el momento. Muchas veces, todos estos duelos y conflictos internos sobre quién soy, son los que hacen que dejen de lado algunas pertenencias y que se cuestionen: ¿de dónde soy? ¿medio de aquí y medio de allí? ¿o de ninguna parte? Recuerdo a uno de los jóvenes en una de las sesiones de psicología, que me decía: ahora ya no me siento de Tánger, pero tampoco de Barcelona… Que complicado transitar esa emoción.

Es ahí donde el acompañamiento educativo, psicológico y social adquiere especial relevancia para poder aunar todo el simbolismo que aparece y pensar sobre ellos mismos y el otro, para así cimentar la construcción del mundo interno. La atención a las necesidades psicoemocionales, como la intimidad, el desprenderse de lo conocido y acompañar a la experimentación de lo nuevo, es fundamental en el trabajo del acompañamiento. Esto requiere de una atención cuidadosa, con límites, pero sin desautorizar y procurando un espacio contenedor de ansiedades que sea lo suficiente seguro para animarlo a explorar y a pensarse sobre sí mismo. A la vez que les ayudamos a otorgar significados sobre lo simbólico en pro de favorecer el sentimiento de pertenencia y la producción de la identidad.

Desafíos en la intervención y retos de futuro

Sería de recibo cuestionarnos si, como sociedad, tenemos aún una deuda pendiente con el hecho migratorio. ¿Qué narrativas sociales existen alrededor de la migración, del extranjero, de lo diferente?

Depositar las responsabilidades en las políticas públicas, como punto de partida, es depositar la responsabilidad en el derecho, la ley y la garantía, es garantizar el acceso a la oportunidad y empezar a visibilizar a la persona migrada como sujeto de pleno derecho a ser alguien. El acceso a todos los derechos es la puerta de entrada a poder compartir la cotidianidad de nuestra cultura a través de los actos más mundanos: la gastronomía, los ritos, las tradiciones y poder adherirnos a las nuevas formas de ver el mundo desde una cultura que se mantiene viva, moldeable, permeable. La cultura no es estática, siempre está cambiando, adaptándose.

Según Bhugra (2004) los componentes de la identidad cultural son la religión, los ritos de transición o cambio, el lenguaje, los hábitos alimentarios y las actividades de ocio.

Sería honroso, además, poder cuestionarnos como sociedad si sería suficiente con un cambio en las políticas públicas, si realmente existe un interés genuino en el otro para propiciar un cambio en la narrativa social, si estamos dispuestos a crear y favorecer espacios cotidianos donde poder compartir y reconocer al otro y su forma de estar en el mundo y además, disfrutar y aprender de estos espacios.

Por otro lado, también es preciso discutir si como profesionales nuestra mirada es adecuada para realizar una atención con garantías, desde el respeto y contemplando todas las situaciones por las que transitan estos jóvenes con la idea de no realizar más daño dentro de su proceso.

Para ello debemos realizarnos preguntas en cuanto a nuestra posición como profesionales, ya que es necesario acompañar desde una perspectiva transcultural y transformadora, así como generar competencias multiculturales en nuestra práctica profesional. Con ese propósito, es necesario el reconocimiento de las influencias culturales, a la vez que hacer un trabajo de inversión emocional de forma continua. Siempre siendo conscientes de nuestras propias limitaciones culturales y tener voluntad de explorar las diferencias en términos de religión, tradición, costumbres, etc.

El reconocimiento de las diferencias culturales y de las diferentes identidades nos puede ayudar a cambiar de posición con respecto al otro. De esta manera procuraremos una atención desde el respeto a lo diferente.

A pesar de todas las dificultades mencionadas en el texto, los jóvenes atendidos durante los siete años de trabajo en Dar Chabab, nos han demostrado capacidades extraordinarias de adaptación, lucha, moldeamiento, generosidad. Ellos han sido los que nos han enseñado a ver las carencias del sistema, con relación a sus necesidades. Y poco a poco ir creando un espacio que les propicie respeto, cariño, sostén y desarrolle las potencialidades y capacidades existentes en cada uno de ellos. Nos gusta pensar que nuestro trabajo favorece el arraigo tanto social como personal y que somos capaces de infundir esperanza en estos jóvenes, que no lo olvidemos, son los agentes principales de su propia vida y llegan aquí con muchas ganas de luchar. Les debemos, por ello, espacios acogedores y nuevas oportunidades.

 

Referencias Bibliográficas

 

Bhugra, D., & Becker, M. A. (2005). Inmigración, desarraigo cultural e identidad cultural. World Psychiatry: Official Journal Of The World Psychiatric Association (WPA), 3(1), 18-24. https://www.researchgate.net/publication/7146285_Migration_Cultural_Bereavement_and_Cultural_Identity

D’Argemir, D. C., & Muñoz, J. J. P. (1991). Familias migrantes: reproducción de la identidad y del sentimiento de pertenencia. Papers, 36, 33. https://doi.org/10.5565/rev/papers/v36n0.1586

Coral, C. C., Ortega, M. L. C., Borrego, I. G., Rojo, R. L., Domínguez, M. a. A., & Cánovas, A. P. (2005). Jóvenes inmigrantes: diferenciaciones, expectativas, segregaciones. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2228908 La condición inmigrante. (2013). Exploraciones e investigaciones desde la Región de Murcia, 289.  https://doi.org/10.6018/editum.1768

Feduchi Benlliure, L. (2023) “Fuga, ruta, viaje: Artículos y conferencias “. Ed. Debate.

Krakov, H. y Pachuk, C. (1998) “Tres Espacios Psíquicos” en “Diccionario de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares”, Ediciones Del Candil, B.A., 1998.  https://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000195

 

Bibliografía complementaria

D’Argemir, D. C., & Muñoz, J. J. P. (1991). Familias migrantes: reproducción de la identidad y del sentimiento de pertenencia. Papers, 36, 33. https://doi.org/10.5565/rev/papers/v36n0.1586

Coral, C. C., Ortega, M. L. C., Borrego, I. G., Rojo, R. L., Domínguez, M. a. A., Cánovas, A. P. (2005). Jóvenes inmigrantes: diferenciaciones, expectativas, segregaciones. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2228908 La condición inmigrante. (2013). Exploraciones e investigaciones desde la Región de Murcia, 289.  https://doi.org/10.6018/editum.1768

Rojas Alcayaga, M. (2019). Migración contemporánea en Chile. Hacia la construcción de una cultura de la diversidad y el reconocimiento. Mapocho, 85.

Revista Comillas Núm. 57 (2023): Número Extraordinario: (Re)pensar la atención social de los/as adolescentes y jóvenes migrantes no acompañados/as en España: una mirada desde el Trabajo Social.

Pinillos, M. (2021). Intervención social y educativa para prevención de riesgos asociados a procesos migratorios. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales. Niñez y Juventud.

Sánchez, T. (2020). Síndrome de resignación. Trauma migratorio, somatización y disociación extremas. Aperturas Psiconalíticas, pp. 1–23.

Tessier, S. ( 1995 ). L’enfant de la rue et son environnement, ville, socialisation et marginalité. SYROS, París, 1995. pp.75.

Tió, J. (2020). La formación del sentimiento de identidad en la adolescencia. Temas de psicoanálisis. (20)., pp. 1-29.

 

Alejandra Carrasco Martín
acarrasco@pereclaver.org
Antropóloga Sociocultural. Trabajadora Social. Docente y Supervisora de equipos.
Coordinadora La Casa Jove- Dar Chabab y trabajadora social del Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a la persona migrada y refugiada (SAPPIR)

Andrea Urrea Alegre
aurrea@ute-darchabab.org
Psicóloga General Sanitaria y docente. Master en psicoterapia y teoría del vínculo .
Psicóloga La Casa Jove-Dar Chabab y Konsulta’m +22

Links
https://www.pereclaver.org/atencio-psicologica-joves-migrats-experiencia-des-de-dar-chabab-la-casa-dels-joves/
https://www.youtube.com/watch?v=CjTxORXLbPQ&t=4396s