Introducción⁴
Me llena de satisfacción la sugerencia de Antonio Pérez-Sánchez de traducir este ensayo al español para la revista digital de la Sociedad Española de Psicoanálisis, Temas de psicoanálisis. Al reflexionar sobre ello, recordé la primera traducción al español de las Obras Completas de Freud, realizada por López Ballesteros en 1923. En esa traducción, el término alemán de Freud Gegenübertragung fue vertido como Transferencia Recíproca, una elección que pudo haber influido significativamente en los desarrollos posteriores del concepto de contratransferencia dentro del psicoanálisis de habla hispana. Esta traducción, además de ser pionera, podría considerarse como un antecedente de la concepción moderna del psicoanálisis clínico como un proceso bidireccional entre dos personas.
López Ballesteros no solo es un pionero de todas las traducciones de las obras de Freud que vendrían después, sino que también puede considerarse un intérprete del significado más profundo del concepto, con una visión honda de cómo evolucionaría el campo del psicoanálisis muchos años después. Sigmund Freud, quien hablaba español, podría estar de acuerdo, a juzgar por su carta al Señor Luis López Ballesteros de septiembre de 1923, sobre su traducción al español: “cuya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctísima interpretación de mi pensamiento y la elegancia del estilo”.
Cultura del Diccionario Enciclopédico Inter-Regional (IRED por las siglas inglesas): Pluralidad, Complejidad y Otredad en Evolución, en la Teoría y la Acción
En un giro epistemológico radical, el IRED rechaza la integración reduccionista de considerar sólo unas pocas perspectivas “dominantes” descontextualizadas (excluyendo toda la riqueza y especificidad cultural), y se compromete en lograr una representación lo más completa posible de la diversidad, riqueza y complejidad regional y teórica del psicoanálisis en evolución. Este enfoque abarca las perspectivas dominantes, las no dominantes, las “híbridas” y las formulaciones emergentes, así como áreas de ambigüedad, incertidumbre, contradicciones y controversias. La metodología con múltiples fases diseñada para este propósito es única. Adopta un protocolo que promueve la complejidad anti-reduccionista, la liminalidad (los estados de transición) y la no polarización, integrando tanto conceptualizaciones generales como específicas de cada región en un marco en evolución.
Es único entre todos los diccionarios y enciclopedias existentes por las razones que veremos. En la etapa inicial del IRED se pidió a los más de cien analistas colaboradores de las tres regiones de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API) —Europa, Norteamérica y Latinoamérica— que propusieran cinco conceptos psicoanalíticos básicos en su pensamiento y práctica clínica. Los cinco citados con más frecuencia se consideraron los más relevantes para iniciar el IRED. El proceso pasa primero por una etapa regional, con equipos de cada una de las tres regiones que redactan sus respectivos borradores; luego sigue una etapa de equipo interregional con un representante de cada una de las regiones.
En realidad, esta metodología supone una convivencia de culturas y culturas psicoanalíticas, lenguas y lenguajes psicoanalíticos, que implica de manera destacada encuentros con la otredad en cada paso. De hecho, uno de nuestros principales hallazgos es que los conceptos psicoanalíticos evolucionan (“migran y mutan”) a través de sus encuentros con múltiples facetas de la otredad.
Una de las manifestaciones de la otredad es la sorpresa. El ex-coordinador latinoamericano, Elías da Rocha Barros, expresó su asombro al descubrir que la Identificación Proyectiva y La contención figuraban entre los cinco primeros conceptos generales más frecuentes, lo que interpretó como un indicio de los cambios experimentados dentro de la cultura psicoanalítica global. Por su parte, el ex-coordinador europeo, Arne Jemstedt, se mostró sorprendido por el hecho de que el concepto de Self no fuera propuesto en absoluto por los colaboradores europeos. Asimismo, los redactores del IRED de América del Norte se sorprendieron al constatar que el concepto de Enactment (Actuación) fue seleccionado como contribución regional específica tanto en América del Norte como en América Latina.
El proceso de trabajo en equipo interactivo que se desarrolla posteriormente incluye múltiples bucles de retroalimentación, donde aprendemos del otro “desde dentro” y sobre “uno mismo a través de los ojos del otro”, enmarcados en su cultura, idioma y perspectivas teóricas respectivas. Esta metodología incorpora mecanismos diseñados para minimizar errores y prevenir tanto la “otredad estereotipada” como el dogmatismo.
En el núcleo de este proceso interactivo se encuentran las traducciones de significado entre teorías diversas. Estas traducciones permiten que la evolución conceptual que surge de la interacción entre la teoría, la experiencia clínica y la cultura, adquiera una relevancia particular. Este enfoque tiene sus raíces en el viaje de Freud a los Estados Unidos en 1909 y su posterior observación, matizada culturalmente, acerca del “crecimiento interno y la expansión externa” del psicoanálisis (1923), lo que resulta particularmente elocuente.
El vocabulario conceptual del psicoanálisis combina un intrincado y sofisticado edificio teórico con un conocimiento experiencial cargado de sensorialidad y afectividad, a menudo mediado por metáforas, con un fuerte arraigo cultural. Por ello, la “traducción del significado” (y no solo de las palabras) entre los lenguajes de diferentes culturas psicoanalíticas se convierte en un arte interpretativo de gran complejidad.
Un ejemplo ilustrativo de cómo la traducción de palabras puede diferir de la traducción de significados se encuentra en la entrada Psicología del Yo (Ego Psycology). En este caso, los analistas francófonos tradujeron “incorrectamente” el concepto de equidistancia —es decir, igual distancia de todas las agencias psíquicas y la realidad externa—, al interpretarlo como una “distancia constante” respecto al paciente, en contraposición a su enfoque de “distancia flexible”. A estos casos los denominamos “hallazgos en la traducción del significado”, que surgen de aquello que se “perdió en la traducción de las palabras”. Freud mismo advirtió sobre este desafío al señalar: Traduire est trahire (Traducir es traicionar), aludiendo a cómo la traducción literal de las palabras puede traicionar el sentido subyacente.
Un ejemplo sencillo de cómo la presencia de “otros lenguajes psicoanalíticos” en la construcción de IRED obliga orgánicamente a la “traducción de significado”, haciendo que diferentes lenguajes psicoanalíticos se vuelvan comprensibles entre sí, se encuentra en la entrada (El) Inconsciente. Un dispositivo tan simple como colocar lado a lado los encabezados de la Teoría Estructural o Segunda Tópica (conocida como “Teoría Estructural” en Norteamérica y partes de Europa y América Latina) permite reconocer, con respeto, tanto las conexiones como la otredad.
El pluralismo implica tanto conectividad como otredad: el no-yo, entendido como la otra cultura o lenguaje (der Andere), siempre se filtra a través del no-yo que representa lo otro (das Andere), ya sea en forma del inconsciente individual, o como un investimiento inconsciente en la propia cultura psicoanalítica o ámbito conceptual. Es mediante el trabajo de la “cultura del IRED”, a través de la traducción interactiva de significados, perspectivas diferentes (tanto regionales como interregionales) y la construcción de puentes traductores, que el “otro extraño” se transforma en el “otro familiar”. Este proceso es lo que Stefano Bolognini describe como el tránsito de convertir lo extraño en el otro.
Estos puentes traductores crean un espacio compartido donde diversas perspectivas, culturas e idiomas convergen en un territorio de traducción e interpretación que pertenece a todos, sin ser exclusivo de ninguno. Este proceso de “construcción de puentes traductores” basado en la escucha activa y el aprendizaje tanto de la otra cultura “desde dentro”, como de la propia cultura psicoanalítica “a través de los ojos del otro”, nos conduce hacia una “fluidez en la traducción”. Dicha fluidez permite transitar entre diversos paradigmas, (evitando los improductivos paradigmas binarios alternantes) y explorar perspectivas, formas de pensar y terminologías distintas.
Parte del desafío inevitable puede manifestarse como una aparente “incompatibilidad” entre los redactores de diferentes regiones. En ocasiones, nos aferramos tanto a nuestros borradores regionales coherentes que mostramos reticencia a integrarlos en una entrada tri-regional más amplia. Cada uno considera que su borrador regional es excelente tal como está, pero es incompatible con el de otras regiones. En la redacción de varias entradas, como *(EL) inconsciente, *Nachträglichkeit y Transformations, algunos miembros del equipo interregional plantearon la pregunta: ¿Qué tal si los presentamos [los textos regionales] uno junto al otro?”.
El coordinador del equipo tri-regional, en su papel de guardián de la metodología, tuvo que decir: “No”. A medida que avanzábamos en el arduo proceso de “unir” pequeñas unidades en un todo mayor (el Eros freudiano), comenzamos a entender la perspectiva única desde la cual cada región abordaba el concepto. Lo que inicialmente parecía incompatible, terminó revelándose como complementario y enriquecedor.
Desde un enfoque filosófico y metodológico, el IRED se alinea con el Universo Pluralista de William James (1909/1977), las epistemologías contemporáneas de la complejidad e hipercomplejidad (Morin 2008; Da Cunha y da Fontoura Costa 2021), la bien conocida “Lógica de los Límites” (Trías 1991) y los enfoques modernos sobre la historia de la ciencia (Galison 1999, Wilson 2015). Todos estos planteamientos comparten un compromiso con la pluralidad en constante evolución, sin intentar homogeneizar las diferencias, y subrayan la importancia de la interactividad, lo incompleto, la imprevisibilidad y las rutas heterogéneas de todo desarrollo.
El conocimiento, entendido como un proceso dinámico y en constante transformación, nunca alcanza un estado definitivo. En este proceso, interactuamos activamente con el “objeto de nuestra investigación”, y a su vez, somos transformados por él. Este fenómeno se desarrolla dentro de un contexto de interacción con condiciones histórico-culturales y clínicas específicas, así como con diversas perspectivas teóricas. Cuando el número de interacciones supera cierto umbral, emergen desarrollos nuevos e impredecibles que enriquecen y amplían el horizonte del conocimiento.
Un ejemplo de las consecuencias de esta impredecible heterogeneidad en los procesos de “migración y mutación” puede observarse en el concepto de Contratransferencia. Las ideas de Ferenczi, por ejemplo, tomaron caminos diversos dependiendo de las rutas por las que se difundieron, dando lugar a desarrollos teóricos y clínicos distintos. Así, a través de Londres, Michael Balint influyó tanto en la escuela kleiniana como en la Escuela Independiente de Relaciones de Objeto Británica. En Buenos Aires, Heinrich Racker utilizó la noción de “Identificación con el Agresor” de Ferenczi para elaborar la teoría de la “Identificación Complementaria” con los objetos internos agresivos del paciente. Por otro lado, desde Budapest hasta Nueva York, Clara Thompson llevó esas ideas a la escuela interpersonal de H. Sullivan en Estados Unidos, donde se acentuó aún más el carácter co-constructivo del intercambio analítico, aunque quedó relegado el papel de la regresión, tan crucial para Ferenczi, Klein y Racker.
En el IRED, la pluralidad y la complejidad se organizan y contienen dentro de un esquema amplio que integra distintas dimensiones. Como diccionario enciclopédico, el IRED combina elementos propios de un diccionario con aspectos de carácter enciclopédico. Las secciones de introducción y conclusión reflejan las partes definitorias del diccionario, mientras que el contenido intermedio entre una y otra corresponde a las secciones enciclopédicas. Estas últimas abordan la evolución del conocimiento conceptual, trazando un recorrido que comienza en las raíces pre-analíticas y analíticas, continúa con los desarrollos posteriores en las tres regiones, y culmina en formulaciones emergentes, aplicaciones clínicas y, cuando es relevante, estudios interdisciplinarios.
Este enfoque permite incorporar tanto las perspectivas principales como las secundarias y emergentes, lo que facilita la revelación de conexiones inesperadas que antes podían pasar desapercibidas. Esto pone de relieve una relación paradójica entre el todo y las partes: Un psicoanálisis y muchos. En este marco, el todo (un único psicoanálisis) no se fragmenta en partes aisladas, ni las múltiples perspectivas se ‘diluyen’ en el todo. Por el contrario, existe una relación dialéctica entre ambas dimensiones, en la que el todo y las partes se constituyen mutuamente.
Son abundantes los ejemplos de estas conexiones inesperadas. Por ejemplo, al incluir entre las teorías de Relaciones de Objeto e Intersubjetividad norteamericanas una tradición franco-norteamericana de la región de Quebec/Montreal, surgieron hallazgos significativos. Durante la redacción regional por parte de los colaboradores norteamericanos, los analistas de Montreal destacaron la revisión que Hans Loewald, miembro destacado de la Psicología del Yo (Ego Psychology), realizó de la Teoría de la Pulsión de Freud. En particular, señalaron su visión sobre cómo las pulsiones organizan el entorno y, a su vez, son organizadas por este.
A medida que profundizaron en sus textos, estos colaboradores incluyeron a Loerwald dentro del Tercer Modelo francés (La Troisième Topique), una perspectiva que hasta ese momento había sido considerada opuesta a la Psicología del Yo. Este modelo sostiene que, en el desarrollo del individuo, la “psicología de dos personas” precede a la “psicología de una persona”, caracterizada por los conflictos internos de los sujetos descritos en el Primero y Segundo Modelo de Freud (las teorías topográfica y estructural, respectivamente). Posteriormente, en nuestro trabajo tri-regional sobre la entrada Intersubjetividad, el concepto del Tercer Modelo evolucionó hasta transformarse en la denominada Tercera Topografía.
La región de Montreal también ilustra la hipercomplejidad inherente a una Lógica de los Límites, donde las múltiples interacciones entre diversas corrientes teóricas —la tradición francesa, las Relaciones de Objeto británicas y la Psicología del Yo norteamericana— convergen en un territorio limítrofe. Este espacio intermedio opera con su propia lógica, caracterizada como una “zona de intercambio” con “lenguajes de intercambio”, lo que favorece la emergencia de nuevos fenómenos conceptuales. Este proceso no solo permitió redefinir los límites entre la tradición francesa y la Psicología del Yo, sino que también propició la creación de una nueva.
El IRED como recurso para las generaciones futuras
Tres administraciones consecutivas de la API, bajo la presidencia de Stefano Bolognini, Victoria Ungar y Harriet Wolfe, recomendaron incorporar el IRED en el currículo de formación de los institutos psicoanalíticos afiliados a la API. También propusieron su uso como una herramienta actualizada para la consulta, la investigación y como referencia en publicaciones académicas y clínicas contemporáneas. Respaldamos plenamente esta iniciativa. Estamos convencidos de que este legado ofrece a las futuras generaciones de psicoanalistas una valiosa riqueza de conocimientos, al tiempo que contribuye a forjar una identidad histórica más consciente, junto con un sentido profesional capaz de abordar la práctica clínica en toda su diversidad.
Aprender sobre la diversidad de conceptualizaciones y perspectivas teóricas psicoanalíticas a nivel global fomenta una comprensión más profunda de lo incompleto como algo inherente a cualquier posición teórica individual, dada la vasta complejidad de la realidad psíquica. Como señala el presidente electo de la API, Heribert Blass, este fortalecimiento de nuestra capacidad para comprender al otro tiene un impacto positivo en nosotros mismos, ampliando nuestros propios horizontes teóricos y conceptuales a través de este intercambio.
De este modo, el IRED nos ayuda a reconocer los límites de nuestros propios conceptos y a cultivar una actitud de humildad. Al mismo tiempo, estimula la curiosidad científica y el deseo de explorar lo desconocido, enriqueciendo nuestra experiencia no solo en el ámbito profesional, sino también en un nivel intrapsíquico.
Tendencias de la Evolución Conceptual
Para concluir resumiría en los siguientes puntos las tendencias predominantes en la metodología del IRED:
- Orígenes en áreas de ambigüedad y controversia.
Los desarrollos conceptuales en psicoanálisis suelen emerger en áreas teóricamente poco exploradas, caracterizadas por ambigüedades, incertidumbres y controversias. Por ejemplo, la ambigüedad en torno a las nociones del Yo (ego) y el Self dio lugar a las teorías y conceptualizaciones de la Psicología del Yo (Ego psychology) y la Psicología del Self (Self Psychology). Las “controversias” en el seno de la Sociedad Británica de Psicoanálisis entre 1941 y 1945 fueron el punto de partida de las Teorías de las Relaciones Objetales.
- Migración y mutación conceptual.
El desplazamiento de conceptos psicoanalíticos y su interacción con contextos diversos generan patrones emergentes, hipercomplejos, asociados a encuentros con la “otredad”. Este fenómeno se manifiesta en dos dimensiones principales:
2.1. Migración desde los centros históricos hacia la periferia
Los conceptos que migran desde los centros históricos del psicoanálisis —como Viena, Londres, París— hacia la periferia interactúan con “otras” culturas, tradiciones intelectuales y lenguas distintas. Como se menciona en la entrada Intersubjetividad del IRED, en la sección de América Latina:
“Las condiciones culturales imponen patrones cambiantes que difieren de los patrones culturales de los países donde nacieron estas ideas. La historia de nuestra profesión comienza en un centro (Viena, Londres, París). Cuando se mueve hacia la periferia, surgen nuevos fenómenos, especialmente al cruzar los océanos. Allí, la afortunada expansión del psicoanálisis se entrelaza con una variedad de factores…”
La cantidad de conceptualizaciones específicas regionales provenientes tanto de América del Norte como de América Latina refleja la hipercomplejidad de las nuevas “ramificaciones” periféricas que surgen cuando trayectorias heterogéneas se dirigen hacia “espacios previamente vacíos” (Da Cunha y da Fortoura Costa, 2021).
2.2: Zonas de confluencia y nuevos desarrollos.
En zonas de confluencia de varias tradiciones psicoanalíticas, junto con diversas culturas y lenguas, donde el aumento de interacciones supera un cierto umbral, pueden ocurrir nuevos desarrollos y una redefinición de los límites. Esto recuerda las referencias teóricas de la Lógica de los Límites (Trias, 1991), donde el límite se conceptualiza como un territorio con sus propias leyes, funcionando como una “zona de intercambio” con sus propios “lenguajes de intercambio” (Galison, 1999; Wilson, 2015).
Los ejemplos mencionados anteriormente de Intersubjetividad y Teorías de las relaciones de Objeto ilustran cómo los analistas francófonos, situados en el cruce de influencias entre la tradición francesa, las Relaciones de Objeto británicas y la Psicología del yo, incluyeron al psicólogo del yo Hans Loewald en el predominante modelo francés de la “Tercera Topografía”, tradicionalmente considerada incompatible con la psicología del yo.
En general, ciertos elementos específicos de cualquier conceptualización pueden adquirir prioridad en un nuevo contexto histórico, cultural, social o lingüístico. Bajo determinadas circunstancias —como en áreas poco teorizadas, o marcadas por la ambigüedad— estos elementos pueden transformarse en elementos centrales de nuevas conceptualizaciones e incluso dar origen a nuevas teorías, como ha sucedido con las Teorías de las relaciones objetales, la Psicología del Self, la Psicología del Yo y la Intersubjetividad.
Al final de cada entrada del IRED se incluye una nota sobre las controversias vigentes, que requieren aclaraciones y esperan desarrollos futuros. El trabajo en espiral de construir nuevos puentes de traducción, revelar conexiones antes no visibles y arrojar luz sobre el universo pluralista del psicoanálisis —nunca completo, pero internamente conectado— permite seguir avanzando.
Referencias Bibliográficas
Da Cunha, E.F. and da Fontura Costa (2021). On Hypercomplex Networks. arXiv:2010.03987v2 [physics.cos-ph], 29 Jun 2021. Accessed May 20, 2023.
Freud, S. (1923). Two Encyclopaedia Articles. SE 18:233-260.
Galison, P. (1999). Trading zone: Coordinating action and belief. In M. Biagioli (Ed.), The science studies reader (pp. 137-160). New York: Routledge.
James, W. (1909/1977). Pluralistic Universe. Lectures at Manchester College, Oxford. Cambridge MA. Harvard Press, 1977.
Morin, E. (1990/2008). On Complexity. Cresskill, NJ. Hampton Press.
Trías, E (1991). Lógica del límite [Logic of the limit]. Barcelona.Destino.
Wilson, A. (2015). Science Studies, Context, and Psychoanalysis. American Imago (72), pp.211-227.
Enlaces al IRED:
Versión española: https://online.flippingbook.com/view/1045111/
Versión inglesa: https://online.flippingbook.com/view/544664/